Por César Millán, el encantador de perros
Cuanto mejor comprendamos el modo de pensar de nuestros perros, mejor podremos satisfacer sus necesidades, a pesar de que vivan en un mundo que les es extraño y, en un nivel más profundo, lo es también para el animal que nosotros llevamos dentro.
El hecho de decir que debemos ocupar el papel de líder en la vida de nuestros perros no equivale a afirmar que debemos ser unos dictadores implacables con ellos; y decir que nuestros perros deben mostrarse sumisos y tranquilos no significa que debamos menospreciarlos.
Como todos los animales sociales, tanto humanos como perros, necesitamos una estructura y un liderazgo para que nuestras vidas no se disuelvan en el caos. Aunque la democracia sea el ideal más elevado al que deben de tender las sociedades humanas, incluso ellas necesitan de líderes. Y créanme cuando les digo que su perro no desea vivir en democracia.
Cada célula de su ser preferiría tener un marco social claramente definido, con un líder justo y consistente en quien poder confiar y respetar, más que disponer de un «voto de igualdad» en cómo debe organizarse su casa humana. Los seres humanos harían bien en perfeccionar el concepto de democracia entre ellos antes de intentar imponérselo a otras especies animales.
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