Por: Denis Bobadilla
Semblanza. La destacada docente Cesárea Luna Olvea nació el 25 de febrero de 1939, en la provincia de Chucuito – Juli. Sus padres, don Zenón Luna Saravia y doña María Olvea Portillo, la encaminaron en la docencia, cosa que ella agradece infinitamente.
Cesárea realizó sus estudios primarios en la emblemática escuela N° 892 de Juli; los estudios secundarios, en el Colegio Nacional Mixto de Chucuito – Juli. Posteriormente, llegó a la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, al Centro de Capacitación Magisterial de Lima y a la Universidad Nacional del Altiplano de Puno.
Según cuenta, cuando realizaba sus estudios secundarios en su natal Juli, descubrió su inclinación por la poesía; a propósito, confiesa que hasta hoy continúa escribiendo versos.
Asimismo, agradece a sus docentes Juan Carrasco, Lola Bustinza, Irma Bustinza, Laura Gutiérrez Valdivia, Guillermo Cáceres Villa, entre otros, por las enseñanzas que le dieron. “Mi madre siempre guardó el deseo de que fuese una maestra reconocida”, refuerza.
La Universidad Nacional San Antonio Abad y la Universidad Nacional del Altiplano, respectivamente, le permitieron acoger la docencia y la sociología. Sin embargo, fue con la primera que colaboró más al desarrollo de la sociedad puneña.
En 1962, Cesárea Luna inició con su labor docente, como maestra en la Escuela Primaria de Mujeres Nº 892 de Juli; posteriormente impartió sus conocimientos en la Escuela de Varones Nº 895 de Ilave, siendo siempre perseverante en la disciplina.
En 1964 trabajó como docente en el Colegio Nacional Mixto de Ilave, impartiendo valores y, sobre todo, la disciplina en el aprendizaje de los alumnos. “Gracias a la disciplina, uno alcanza el éxito en su vida personal y profesional”, apunta.
Otros de sus logros fue el ser directora de los colegios “Nuestra Señora del Carmen”, Colegio Nacional de Mujeres de Azángaro, del Centro de Educación Nocturna Pedro Vilcapaza de Azángaro, Complejo Educativo José Antonio Encinas de Puno y del Instituto de Educación Secundaria Comercial Nro 45 “Emilio Romero Padilla” de Puno.
Luego de ello, y debido a su trabajo honesto y responsable como educadora, dirigió la Asociación de Cesantes Jubilados de Educación. Así, logró la nivelación de pensiones del Magisterio Cesante y las Pensiones de los Sobrevivientes con las remuneraciones de los activos, en 1989.
Esto no solo mejoró la situación socioeconómica de los trabajadores cesantes de Puno, sino del Perú entero, con el fundamento de que el trabajador cesante de educación debe buscar mejorar la administración de la educación.
Años más tarde, en 1990, sería propuesta como directora de la Unidad de Servicios Educativos (USE) de Puno; un año después, por sus méritos, fue ascendida a directora de la Dirección Departamental de Educación de Puno (hasta 1992); y en 1996 fue elegida como regidora de la Municipalidad Provincial de Puno.
En este último cargo, fue presidenta de la Comisión de obras de la Municipalidad de Puno, la cual logró la ejecución del Parque del Niño, la remodelación del cementerio Laykakota, la construcción de la Casa del Maestro Cesante, etc.
Como representante de los docentes jubilados, tuvo producciones literarias como: “Normas que Vulneran Derechos del Pensionista”, de 226 páginas y publicada el 2007; y “Convenios y Normas Legales, Vulneran Derechos del Peruano Oprimido”, de 132 páginas.
Los cesantes y jubilados del magisterio tienen en ella a una maestra que luchó incansablemente por sus derechos. Actualmente, y pese a su edad, brinda asesoría y atención a quienes lo requieran. Sin duda, un ejemplo a seguir.
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