Por: Tania Quispe
La Festividad de la Candelaria aglutina a miles de danzantes y espectadores, los cuales, con mucha fe y devoción, visitan la Capital del Folklore Peruano, que tiene en febrero a su mes más festivo y acogedor.
Y es que, ante ellos y entre ellos, relucen en todo su esplendor los trajes multicolores y de peculiares diseños, esos que han demandado todo un año para su confección y que por fin se muestran en la fiesta patrimonio cultural de la humanidad de Puno.
ARTISTAS
Una de las calles donde se puede encontrar a los artesanos que diseñan y confeccionan estos trajes es la avenida Laykakota, donde hay más de quince tiendas.
Uno de los artesanos más conocidos es Simón Nahuincha Pasarisaca, el cual tiene como especialidad la confección de trajes de diablada y caporal.
“Se trabaja todo el año. Se demora alrededor de un mes el confeccionar un traje; en cuanto a los costos de los trajes, varían, depende del diseño y adornos que lleven”, señaló.
Otro artesano conocido es su hermano Jesús Nahuincha, quien es dueño de “Bordados América Internacional”. Su esposa, la señora Eva, comentó que en estos últimos meses vienen trabajando de “siete de la mañana a siete de la noche”, y que incluso no tienen feriados, con tal de cumplir con los pedidos que le hacen.
Sostuvo que toda la familia Nahuincha tiene talleres de bordado. Están, por ejemplo, San Antonio, San Simón, entre otros, los cuales tienen más de 50 años en la confección de diversos trajes. “La familia es muy creativa y tiene diseños únicos”, acotó.
La familia Nahuincha, en años anteriores, confeccionaba trajes para los conjuntos de la Morenada Bellavista, Diablada Victoria, San Antonio y de la Policía Nacional. Ahora, explica, lo hacen por bloques y no por conjuntos.
En cuanto a los costos, en alquiler varían desde 150 a 500 soles, según el traje que salga y el modo “al que esté trabajado”, considerando además el tiempo que tomó hacerlo.
Comentó, finalmente, que los trajes que ya no se utilizan o pasaron de estreno, los venden o llevan a Arequipa, Lima y Tacna, donde existen unos pequeños talleres, los cuales los alquilan para diversas presentaciones.
DATO.
El Penal de Puno tiene su propio taller de bordados, el cual ha logrado consolidarse en el mercado local; de esa manera, cubren la demanda no atendida por los talleres de bordados de la región.
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