El profesor Hugo Apaza integra instituciones de prestigio como el Ipejae y la Anea – San Román
El profesor Hugo Apaza Quispe es oriundo de Juliaca. Su labor docente de educación básica y superior la combina con acciones de investigación relacionadas con la historia, la economía, la educación y el derecho. Es enciniano y machuaycha. Ha publicado “Temas históricos de Juliaca”, “Movimiento cívico 4 de noviembre”, “Guía histórica de Juliaca”, “La caída del Kollisuyo”, “El valor de la historia”, entre otros.
¿Qué libro trabaja usted ahora?
El libro que estoy preparando es la última versión del Movimiento cívico 4 de noviembre, que es una sinopsis documental sobre el drama protagonizado por el pueblo de Juliaca en 1965. Allí destacamos la entronización de una burguesía comercial en la política regional y se reivindican personajes populares que participaron activamente en dicho suceso calcetero. Incluye escenas gráficas de los hechos, entrevistas, testimonios, documentos y una ofrenda lírica. Para Juliaca, el 4 de noviembre es una fecha que se asocia con las luchas contra el centralismo regional y nacional, la unidad por el progreso, sus muertos que se inmolaron y un ejemplo para lograr satisfacer sus necesidades y mejorar la calidad de vida de sus pobladores.
¿Cuál debe ser la participación de los historiadores en el Bicentenario?
¿De qué bicentenario hablamos? El bicentenario nacional que se avecina es una oportunidad para profundizar investigaciones, discutir y reflexionar sobre el significado histórico de lo acaecido hace 200 años y las utopías de los fundadores de la república; y los llamados a explicar o esclarecer estos hechos son los historiadores (profesionales o empíricos), los mismos que deben reivindicar nuevos hechos, personas, escenarios, bienes, etc., desde toda perspectiva, ya sea para reinterpretar la historia o para reescribirla.
¿No es el tiempo acaso de plantear un proyecto nacional?
¿Qué es lo nacional? ¿Proyecto nacional desde la óptica de los gobernantes o de los gobernados? El ideal de proyecto nacional es un asunto de décadas, porque todo tiempo es momento de plantearla. Los temas centrales (siempre discutidos) de un proyecto nacional, pueden girar en torno al modelo de Estado con un gobierno que obre en pos del bien común y la mejora de la calidad de vida de la población multicultural; todo ello basado en la conducta ética de las autoridades. En su construcción deberían participar los partidos políticos con ideología, la sociedad civil organizada, las municipalidades, los colegios profesionales, los artistas, escritores y poetas, etc. En teoría se puede construir un país idealizado, pero, ¿quién lideraría su construcción? Es seguro que sería la ideología dominante. Así las cosas, considero que es utópico, en los tiempos actuales, construir un proyecto nacional integral, pero es menos difícil formular proyectos sectorizados como en educación y cultura, sectores económicos, medio ambiente, derecho y justicia, defensa nacional, política, etc., los mismos que luego pueden integrarse previo debate.
¿Cuál es el rol de los historiadores en ese caso?
La conciencia histórica es el ingrediente principal de todo proyecto nacional, y en la construcción de esta utopía, los historiadores pueden coadyuvar a orientar los sueños colectivos en función de las visiones ancestrales y de los forjadores de la república, así como de las aspiraciones nacionales vigentes, evitando formas de alienación. Para todo proyecto, siempre es necesario un marco histórico, y en función a la bibliografía y documentación histórica que se tenga, contrastada con la realidad actual, se puede proyectar un futuro mejor. La historia desempeñaría la función de brújula orientadora, pero todo buen historiador es seguro que también tiene su ideología; además, se viene observando que la historia, en nuestro país, está subestimada por los gobernantes.
¿Qué se entiende por reescribir la historia del Perú?
En el campo de las ciencias sociales y particularmente en la historia, no hay verdades absolutas. Si bien es cierto que los sucesos o hechos históricos son objetivos, únicos e irreversibles, las interpretaciones que de ellas se hacen son subjetivos y dependerán de la calidad intelectual de los historiadores, cuyos puntos de vista pueden ser refutados, corregidos o reinterpretados por el surgimiento de nuevas evidencias; en estos casos, para rendir honores a la objetividad, es necesario reescribir la historia. En el caso de la historia del Perú, es necesario reescribir la historia, pues la ciencia y la tecnología vienen poniendo al descubierto muchas nuevas evidencias en torno a diversos procesos históricos y culturales.
Según su criterio, ¿Cuál es su libro más importante?
El libro que tuvo mayor acogida por el público lector es Temas históricos de Juliaca, que consta de once capítulos y abarca aspectos históricos, geográficos, institucionales, personalidades, etc., de la provincia de San Román; es decir, que abarca a los cinco distritos: Juliaca, Cabana, Cabanillas, Caracoto y San Miguel.
¿Qué le aconsejaría a un joven historiador?
La juventud no es un asunto de edad como lo entiende la psicología y la política. Los nuevos historiadores tienen que ser personas que se apasionen por la historia (local, regional, nacional o universal). Para que sus trabajos tengan rigor científico, tienen que ser académicos o profesionales en historia o ciencias afines, ser grandes lectores y dedicar sus esfuerzos a hacer comprender que nos aguarda un mejor futuro y que nosotros no somos sino el resultado del esfuerzo de muchas generaciones que nos antecedieron.
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