Héctor Cano Cáceres labora como periodista cultural por más de 50 años en Juliaca
Héctor Alfredo Cano Cáceres nació el 12 de noviembre de 1944, en Nuñoa (Melgar). Hizo sus estudios primarios en la escuela 881, de Nuñoa, y la secundaria en la Gran Unidad Escolar San Carlos de Puno. Cursó estudios en la Escuela Normal Superior San Juan Bosco de Puno. Trabajó en el diario Los Andes, escribió el poemario “Recuerdos Consumados” y los libros “En crudo y cocido”, “Testimonios” y “Riesgo de contagio en tiempos de pandemia”. Ahora prepara “Aquellos fueron los días”. Radica en Juliaca.
¿Cuál es la función de la crítica literaria?
Una creación literaria, cualquiera fuera el género, siempre estará sujeta a la crítica literaria, dado que es producto de una posición política completamente subjetiva, que solo entiende el autor. Tanto el fondo como la forma de una creación literaria, por más libre y exenta de parámetros literarios o estilos que esté, será objeto de una evaluación rígida de los llamados críticos literarios. Pero, finalmente, es el lector quien con sabiduría tiene la facultad suprema de entender en su verdadera dimensión las creaciones literarias. Está claro: un escritor tiene el don de traducir lo que vive dentro del contexto de un grupo social, a través de la escritura.
¿Cuál es la función del poeta en una sociedad como la nuestra?
La poesía lleva consigo un mensaje que se disemina a través del tiempo y las generaciones. Creo que el poeta cumple una función social indispensable, en una sociedad heterogénea, contradictoria, donde las penas, los sufrimientos, los éxitos o las injusticias calan hondo. Al final, el poeta ha acumulado, dentro de su personalidad, una serie de hechos que pueden causarle dolor, rabia o alegría, pero aun así su inspiración quedará fraguada para siempre en los versos.
¿A qué se debe la proliferación de premios literarios?
Ni Vallejo ni Ricardo Palma o González Prada. Ni Gamaliel Churata o quizás Dante Nava, fueron objeto de premios o condecoraciones. Hoy las distinciones proliferan, en un sistema donde la competitividad es un instrumento político. Desde mi punto de vista, esto es parte de un sistema político. La espontaneidad de la poesía, por ejemplo, no puede estar sujeta a la aprobación de un jurado. Solo el autor del cuento, la crónica o la poesía sabe y conoce a quién o qué grupo o segmento de la sociedad va dirigido su mensaje.
Vallejo ni Oquendo fueron premiados, ¿por qué?
Poco o nada importaban las creaciones del alma, en una época donde un implacable feudalismo o una burguesía brutal y salvaje manejaban al país. Hoy Vallejo hubiese sido tildado de un feroz comunista y quizás un terrorista. La evolución de una sociedad se mide por el grado de nivel cultural y educativo. Los egoísmos y las ambiciones dejaron de lado a un poeta por el cual nadie daba un céntimo y era preferible reprimir para que se refugie en París o en algún recoveco del mundo.
¿Cuántas clases de literatura hay en el Perú?
A grandes rasgos y tomando en cuenta el tiempo transcurrido desde nuestra época incaica, las más importantes son: literatura peruana prehispánica, literatura peruana de la colonia, literatura peruana de la República: costumbrismo, realismo y romanticismo.
¿En qué medida la literatura contribuye a los cambios sociales?
La literatura es una fuente inagotable de cultura, nutrida de valores. La literatura, en sus diversas manifestaciones, está en proporción directa con el grado de desarrollo de una sociedad. Su importancia es fundamental y trascendental. En nuestro país necesitamos cambios profundos y sustanciales. La poesía, la novela, el cuento, el ensayo, traducen el grado de progreso, quizás no material, pero sí espiritual, que es fundamental para un cambio estructural e integral.
¿Qué haría si fuera ministro de Cultura?
Sería una contradicción terrible con mi modo de pensar. Creo tener una posición de clase definida. Una ideología o quizás una doctrina política trazada en base a mis vivencias y el entendimiento que tengo de nuestra sociedad. Por todo el oro del mundo, jamás aceptaría un cargo público, en una sociedad donde el coloniaje mental es un estilo. Las injusticas, la desigualdad, la exclusión o la discriminación es obra de un sistema político. Un engranaje que trabaja en base al egoísmo y la avaricia.
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