“Soy padre del asesino”, era la frase del cartel que llevaba en manos, compungido, el progenitor de Wilfredo Rodriguez Quispe, el ‘monstruo’ que descuartizó a Dina Quispe Choquemaqui (27) y echó después sus restos en una colina de la provincia de Melgar.
Martin Rodríguez Aguilar fue obligado a marchar ayer por los familiares de Dina, pobladores y diversas organizaciones sociales, por las diferentes arterias de la ciudad de Ayaviri (Melgar). Ellos llevaron al padre de Wilfredo hasta las puertas del Ministerio Público.
Su propósito fue que explicara por qué no se percató del hecho, pese a lo macabro de las acciones de su hijo, quien usó dos cuchillos de cocina e incluso habría cocinado algunos restos mortales de la humilde ganadera.
Intimidado y entre pausas, dijo: “Ese viernes de la noche me regresé a mi cocina; mi hijo, tranquilamente, amarró los vacas y luego se entró a su cama. Y yo regresé, fui a mi cocina, pero a la cabaña donde hallaron los órganos de la señora no entré en ningún momento”.
Y agregó: “Yo me entero de lo sucedido porque el hermano Basilio me llamó para pedirme su número del hermano Martín, diciendo que su esposa había desaparecido. En ese momento me preocupé. Ella siempre me ayudaba con mis ganados… por eso fui para ayudar a buscar. Nunca imaginé lo que iba a pasar”.
Las mujeres representantes de las organizaciones sociales pidieron justicia para Dina Quispe. Ellas se aproximaron hasta las instalaciones del Ministerio Público de la provincia de Ayaviri, donde exigieron que se condene ejemplarmente a Wilfredo Rodriguez Quispe.
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