Por Lic. Gustavo A. Antezana*
Hace muchos años escribí un artículo llamado “En Palermo nadie toma helados”.
Hace ya más de 10 años tuve la oportunidad de pasear por distintas partes de Argentina. Fue un verano muy caluroso en el que buscaba cómo aliviar la sed tomando algún helado y sí. No encontré con facilidad un lugar donde tomar un helado.
Lo que sí encontré fue una gran movida cultural.
Teatros, artesanos, artistas callejeros, recitales de poesía y danza, cineclubs. Personas con bandas de batukada o simplemente bandas de música, que tenían la libertad de tocar en la vía pública.
Por supuesto la vía pública implica espacios con veredas que te contienen una banda de más de ocho participantes, y aún queda más de media vereda para que el público siga transitando.
La experiencia a nivel cultural y de promoción y actividades fue sin duda impactante.
Cuando vuelvo los ojos a nuestra querida y descuidada ciudad no puedo si no preguntarme: ¿Y aquí? ¿Qué sucede?
Acá NO se permite el trabajo artístico callejero, las presentaciones en locales privados son poco menos que inaccesibles, y si hay una oferta cultural está tan descuidada que la misma alcaldía, o sus dependencias en cultura no se dan por enterados y no les importa.
El viernes pasado se presentaba en la Casa Museo Vargas Llosa, de la Av. Parra, una obra teatral.
La escenógrafa llegaba a ultimar detalles de la presentación que iba en 30 minutos, y… sí. Acababan de cerrar la avenida para parchar los huecos y baches provocados durante la construcción de cierta universidad que se ha preocupado de arreglar su frentera y ha olvidado toda la zona que impactó durante su construcción.
En fin, si usualmente no estamos bien publicitados, “propagandeados” (el término debía ser propagados, pero no explica bien la idea) y encima nos cierran la vía de acceso –luego de haber extendido los permisos correspondiente con sus PAGOS correspondiente; luego de ALQUILAR una sala para que la gente tenga facilidad en acceder a ella-, ¿cómo esperamos fomentar, producir, propagar cultura?
Empiezan a generarse espacios, hay gente vinculada al arte cada vez de manera más profesional, pese a la difícil idiosincrasia se está consiguiendo más y mejor público.
Y el apoyo del Estado… ¿para cuándo? ¿La asignación de partidas para la producción y desarrollo de la cultura en Arequipa?
¿La mínima organización entre las áreas municipales para no perjudicar las presentaciones?
En Palermo, nadie parece tomar helados, en Arequipa sí. En cambio allá se consume mucha cultura en todo nivel, y por acá… ¿cuándo?
*Director y Creativo en Artes Escénicas
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