Por Sergio E. Mostajo Cuentas*
Brrr…, en estos días vivimos, una vez más, la intensa ola de frío, característica de esta temporada casi invernal.
Los reportes periódicos del Senamhi parecen competir entre ellos, cada cual por ubicarse en el lugar más extremo.
El último refiere que las temperaturas mínimas podrían llegar a ubicarse en 18 grados bajo cero, en zonas ubicadas por encima de los 3 mil 500 metros de altura.
Para la ciudad los pronósticos no son mejores.
Paralelamente, asistimos a una interminable aparición de campañas de solidaridad para con quienes habitan esas zonas altas.
Está muy bien, ser solidarios con niños y adultos, está bien apoyarles, ayudarles, llevarles todo tipo de abrigo, alimentos y medicinas, eso no está en discusión, eso es muy bueno.
Está bien, también, que nos preocupemos por miles de indefensos camélidos que sufren la inclemencia del mal tiempo.
Lo que no está bien es que, todos los años, repitamos cada uno de los pasos de este drama, como si se tratara de una puesta en escena, perversamente repetitiva.
Vemos en los noticieros de TV, leemos en los diarios y escuchamos en las radios a comuneros y pobladores de esas zonas, quejarse por el repunte de las enfermedades, la muerte de algún ser querido, sobre todo niños o adultos mayores; por la muerte de cientos de alpacas o llamas, sobre todo crías.
Denuncian estar abandonados, que no tienen abrigo, medicinas, médicos, en el caso de las personas; forraje, medicinas y veterinarios, en el caso de los animales.
Aparecen también funcionarios del gobierno central, de los gobiernos regionales, de los municipios y primeras damas, anunciando la implementación y traslado de ayuda, bajo títulos rimbombantes y empalagosos.
Por cierto, llegan, Presidentes de la República incluidos, hasta esas zonas acompañados de un séquito de periodistas, fotógrafos y camarógrafos quienes se encargan de difundir la “bondad” de la ayuda entregada.
Todo, perversamente, repetitivo; pero no gratuito.
Pasa la temporada, todo queda en el olvido, levantamos el drama y lo archivamos hasta la próxima puesta en escena.
Ya es tiempo de resolverlo, de trabajar durante el año para no incurrir en lo mismo.
En el mundo existen zonas más inhóspitas que nuestra serranía, allí este drama ya ha sido superado con la construcción de viviendas abrigadoras, con sistemas de calefacción, provisión de medicinas, centros de salud debidamente equipados, médicos, veterinarios, almacenes con forraje, cobertizos y todo lo que haga falta para garantizar la vida e integridad de todo ser vivo.
¿Cuándo haremos lo mismo?
*Periodista
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