Roger Tahua Delgado
rogertahua@hotmail.com
Hace algunos años, en una universidad nuestra, el rector y sus consejeros no tuvieron mejor idea que recurrir a su autonomía y aprobaron un reglamento que permitía que solo presentando un trabajo de investigación (sin estudios previos) algunos docentes obtendrían el grado de doctor. Y felices, presentaron sus investigaciones, de tal manera que varios pudieron conjugar el verbo doctorar: yo me doctoro, tú te doctoras, nosotros nos doctoramos…
De igual manera, están estos aproximadamente 130 señores autodenominados congresistas, quieren sacar leyes para favorecerse a ellos mismos. Y el humor y las aspiraciones de los peruanos poco les importa. Han perdido todo vestigio de vergüenza y dignidad. De allí su comportamiento violento y hostil hacia las críticas y cuestionamientos.
Vemos todos los días en los canales de televisión (en todos) las discusiones sesudas de la ya famosa comisión de constitución de esa institución que vive en su mundo paralelo y que cree representar los intereses de la población.
Solo para recordar, fueron fujimoristas y apristas quienes en el Congreso anterior hicieron las leyes que permitieron que sus agrupaciones solo con un 25% de la población que votó a su favor hayan obtenido 73 de 130 curules en el hemiciclo, en el primer caso, y, por otro lado, lograron que el otro partido que ni siquiera llegó al 5% de la votación, haya obtenido 5 representantes y se constituyera en bancada. Así que no es real decir que han sido elegidos por la mayoría de los peruanos.
Esos mismos, en este, por demás, desprestigiado Congreso (con la ayuda de una prensa ambigua), son los que están legislando las supuestas reformas políticas, o sea, ellos mismos pretenden corregir sus vicios e ilegalidades. Es decir, ellos, los que han sido sancionados por el propio Congreso, por el Poder Judicial, los que tienen denuncias por tráfico de influencias, los denunciados por acoso sexual, por pertenecer a bandas criminales, los que han protegido y protegen todo tipo de ilegalidades, los que blindan a delincuentes de todo grado. Ellos van a ser los encargados de dar nuevas leyes.
Es bien difícil creer que en esas condiciones algo va a cambiar. Si sigue así, vamos a ver a los mismos personajes, de ayer y hoy, bien sentados sin hacer nada productivo y ganando unos sueldos irreales para un país con la economía de los peruanos. Dicho sea de paso, los sueldos que ganan son un insulto a las necesidades y peripecias que pasan millones de ciudadanos.
Entonces, asistimos al espectáculo en donde cada uno está legislando de acuerdo a su proyección personal o de grupo y felices están conjugando el verbo legislar: yo legislo, tú legislas, nosotros nos legislamos. El círculo vicioso está completo y ojalá que los demás no seamos meros espectadores pasivos de este show.
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