Walter Paz Quispe Santos / Mauro Eloy Sucapuca Cutipa
Sus trabajos de escultura se caracterizan por un dinamismo y combinación extraordinaria de pliegues muy bien sincronizados en un realismo de atalayas andinas épicas que han asombrado a propios y visitantes en la Ciudad Imperial del Cusco. Los íconos o personajes son bien escogidos y representados con una finura en los detalles y expresividades humanas fuertes en los gestos. Desde que fue estudiante de dibujo y escultura en la Escuela Superior de Formación Artística (ESFA) de Juliaca, ya mostraba un talento singular y una predilección por las obras monumentales. Lo veíamos bien comprometido ayudando en el levantamiento del Cristo Blanco de Juliaca, junto a otros artistas.
Luego llegaron, de manera sucesiva, sus obras mayores de escultura. En Abancay-Apurímac, en un parque histórico, erigió a Micaela Bastidas, imponente y en una actitud guerrera, siendo esta la atracción principal de la ciudad.

El autor de estas grandiosas obras de belleza es el juliaqueño Aldo Neira Churata, quien luego de asombrar a la crítica por su excepcionalidad, siguió cincelando como buen minero en busca de preciosas obras de arte y encontrando intensidad y plenitud en el esculpido. En la ciudad Wanchaq – Cusco, encontramos otra de sus obras mayores: el cóndor de los Andes; una escultura gigante, considerada la obra sobre aves más grande del mundo. En la misma ciudad existe otra obra en homenaje al amauta incaico que expresa su reconocimiento por el forjador de conciencias retrotraídas de la historia mítica y presentado como un gran descifrados de quipus.
Aldo Neira también participó en la construcción monumental del gran Pachacutec en la misma ciudad del Cusco, obra emblemática de los cusqueños comparada con el monumento a Cristóbal Colón de los catalanes en el mediterráneo. Hay también la copia del rostro de la imagen del doctor San Jerónimo, una escultura de culto, el original de maguey con tela encolada que realizó por encargo de los residentes Jeronimianos en Lima para el templo San Sebastián de Lima.

Por otro lado, existe otra escultura muy reconocida, denominada La Madre Pensadora, para revalorar la temática, retomando la propuesta; se encuentra sedente en bulto redondo en una posición sentado en el piso se observa la mirada a la parte terrenal del suelo en clara imagen de pensar, tiene en la parte que cubre la cabeza una manta denominado Phullu similar a un mantón muy usado en el Ande.
Aldo Neira, después de su paso por la Escuela de Arte de Juliaca, se fue a radicar al Cusco, donde se formó como artista profesional en la Escuela de Bellas Artes “Diego Quispe Tito”, hoy universidad donde en la actualidad dicta talleres de dibujo y escultura como docente. Finalmente, debemos señalar que es un gran restaurador, y hombre dedicado a la imaginería cristiana donde también destaca su originalidad y experiencia.
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