Siria. La violencia ha lanzado al exilio almenos a unas 520.000 personas en los últimos dos meses en el noroeste de Siria, una de las mayores oleadas de éxodo en este país en guerra causada por una ofensiva del régimen y su aliado ruso contra yihadistas y rebeldes.
Desde diciembre la provincia de Idlib y sus alrededores han sido blanco, casi a diario, de ataques y bombardeos aéreos del régimen de Bashar al Asad –apoyado por la aviación rusa–, que ha logrado reconquistar decenas de ciudades y localidades.
“Desde el 1 de diciembre unas 520.000 personas fueron desplazadas (…), la gran mayoría –80%– son mujeres y niños”, dijo a la AFP David Swanson, un portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Miles de civiles huyen de los combates como es el caso de Mohamed Bahjat y su familia. “Hasta ahora no sabemos donde vamos”, dijo este hombre de 34 años, padre de tres hijos y que viaja con sus padres y su hermano. “Nos fuimos bajo las bombas”, explica.
La violencia casi diaria” causó “sufrimientos injustificables para centenas de miles de personas que viven en el sector”, declaró Swanson.

La continuación de la ofensiva del régimen provocó en enero el cierre de al menos 53 establecimientos médicos en la región, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Asimismo, desde mediados de diciembre la ofensiva ya ha costado la vida a 294 civiles, entre ellos 83 niños según el OSDH.
Entre abril y agosto de 2019, la región de Idlib ya fue teatro de una ofensiva de envergadura del régimen, que dejó unos 1.000 civiles muertos, según el OSDH.
El frente de Idlib represente la última gran batalla estratégica para el régimen de Asad, que controla más del 70% del territorio, tras haber multiplicado sus victorias, con la ayuda de Rusia, frente a los yihadistas y rebeldes.

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