Por: Carlos Monge
No bien terminó la campaña electoral congresal, ya arrancó la carrera presidencial 2021. No se ha instalado aún el nuevo congreso, no quedan claras que alianzas parlamentarias se forjarán para la elección de la Mesa Directiva ni en torno a los diversos temas que este Congreso tendrá que abordar, pero lo que desde ya interesa a los partidos, los medios y la ciudadanía es quién va a reemplazar a Martín Vizcarra en la Presidencia de la República el 28 de Julio del próximo año.
En Acción Popular, Guevara y Lescano quieren una candidatura más provinciana y alejada de los grupos de poder y de la corrupción que los rodea, mientras que García Belaunde, Diez Canseco y Barnechea encarnan más bien esos intereses empresariales y esa cercanía con el manejo mafioso del estado.
Urresti fue la locomotora de Podemos, le disputa el liderazgo de la bancada a Luna, y parece estar esperando que lo metan preso para hacerse dueño de ese vientre de alquiler. Es evidente que su interés no se limita a tentar la Presidencia de la Mesa Directiva del Congreso.
La mayoría de la bancada de UPP es fiel a Humala y su prioridad es la libertad de condenado por el Andahuaylazo para permitir su candidatura presidencial el 2021. Vega es congresista y dueño de la franquicia, pero no tiene proyecto político propio ni capacidad de liderazgo.
Arana ya no es congresista, pero se afirma como fundador, jefe y candidato presidencial del FA. Su participación en la reunión con Vizcarra indica que no está dispuesto a que nadie en la bancada le haga sombra.
En APP no parece haber siquiera posibilidad de disputa alguna pues es claro que se trata de una empresa política en donde Acuña tiene el 100% de las acciones. Ya vimos como despidió sin más trámite a la bancada anterior, por alinearse con el lado perdedor de batalla política. Menos claro es que sucede en FREPPAP, en donde el hermetismo es la norma y los trapos sucios realmente parecen lavarse en casa, al menos por ahora.
En FP y Partido Morado parece haber incertidumbre respecto de si Keiko estará libre y querrá candidatear el 2021 y de si Guzmán se repondrá del papelón del romántico incendio. En duda sus candidaturas naturales, el panorama les es incierto.
Este congreso enfrenta retos sin duda importantes, como por ejemplo revertir los DU de continuismo y profundización neoliberal; retomar las reformas políticas y judiciales; acabar con el blindaje a personajes como Chavarry y proteger las investigaciones de la Fiscalía; y elegir nuevos integrantes del Tribunal Constitucional.
Pero se instala ya muy cerca del fin del mandato del actual gobierno y la agenda parlamentaria de sus integrantes está tan inevitable como íntimamente ligada con la agenda presidencial 2021. Esa es su realidad.
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