Ahayu-Watan. La poesía reunida de Gamaliel Churata


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Escribe: Boris Espezúa Salmón | Cultural - 11 Aug 2013


Con un público muy concurrido la noche del lunes 5 de agosto último, se presentó en el local del Colegio de Abogados de Puno, el libro Ahayu-Watan de Mauro Mamani, con comentarios de Feliciano Padilla, Bladimiro Centeno, José Luis Velásquez y quien escribe esta nota. Mauro, que plenamente se ha identificado desde hace más de 12 años con Churata, ha dado muestras de su amor por Puno, puesto que ya nos entregó hace pocos años sus “Poéticas Andinas” dedicado a Puno, el texto “Soy Indio”, con Gonzalo Espino y Guisela Gonzáles, estudios dedicados a Efraín Miranda, asimismo “Quechumara” estudios sobre el proyecto ideo-estético de Gamaliel Churata, y ahora Ahayu-Watan. Con este libro Mauro se ha sumergido nuevamente en comprender la palabra de Churata, nuestro mayor escritor que fue un extraordinario autodidacta, iconoclasta singular que no culminó el Colegio ni menos pisó la Universidad, pero que es ejemplo de sabiduría universal, en este texto que se dedica a Porfirio Mamani, hermano mayor de Mauro, gran amigo actualmente profesor de la Universidad La Sorbona en París, reúne una cantidad considerable de poemas, -quizás aún puedan aparecer más- pero, en lo que se tiene muestra que el autor del Pez de Oro tuvo una posición muy clara de lo que se pretendía expresar en Poesía. Valorando en un estudio preliminar de la poesía churatiana que hace Mauro un proceso de consolidación en la creación poética que desarrolló, pasando desde el modernismo, el vanguardismo, hasta su etapa andina que da crédito de esta firme convicción en su trabajo literario.

El libro Ahayu-Watan que significa el alma amarrada, primero alude a ese espíritu del ánimo que es mejor comprendido y asumido en una visión colectiva o comunitaria, que se lleva en el hombre y que se refleja como una luz que delinea nuestras vidas, nuestros actos, ese ahayu, es lo que es amarrado, es enlazado en la expresión de Churata, y que constituye un penetrar en nuestra mismisidad, en nuestro ser original, el dolor que se tiene en el mundo andino llega hasta al ahayu, y cuando esté enfermo hay que curarlo espiritualmente solamente, haciendo que la luminosidad del ahayu permanezca intacta y fuerte. El libro es una manera muy seria y valorativa de penetrar al contexto y al texto poético de Churata, sin lugar a dudas. Sin embargo, otra forma de hacerlo es a través de su propia poesía, desde los versos que hablan por sí mismos, así como por la prosa o narrativa y también desde sus ensayos de Churata. Y es en ésta otra forma que el corpus literario churatiano, ratifica este mundo genésico, genitor, donde le da un relieve lexical y argumentativo al mito, a la cosmogonía, atribuyendo al Titikaka ser la matriz de todo lo creado, cuando el Khori-Puma (el padre tutelar) asegure a través del Khori-Challwa ( Pez de Oro ) la renovación de los mundos, o esta otra visión circular y animista de hacer hablar y danzar nuevamente a los muertos, o aquella de reestructurar el mundo andino en los tres niveles del Akha Pacha, Manhqa Pacha y en Alax Pacha. Cuando personalmente desentrañé para elaborar mi poemario “Gamaliel y el oráculo del agua” estas visiones que el propio autor en algún momento lo denomina de antropogénesis, percibí que estábamos ante un autor monumental que explora nuevas formas expresivas en el lenguaje, que cuestiona el colonialismo lingüístico y busca refundar una expresión genuina del mundo andino, demostrando con ello una férrea convicción ideológica que lo sitúa como el Ahayu mayor, es decir el verdadero Whipala que debe ensanchar el surco de la lucha descolonizadora y de transculturización.

Es importante destacar en este imprescindible libro que nos obsequia Mauro para ir conformando una apreciación más totalizadora de la obra churatiana, aquel debate que tuvo Churata con Vallejo, sobre el vanguardismo latinoamericano, más allá en el presente caso del debate de señalar quién se impuso con mayores razones, lo destacable es saber que Churata para aquél entonces ya asume una posición ideo-estética a favor de lo andino y muestra una sabiduría inobjetable y lúcida de nuestras raíces y fuentes que prefiguran en forma autónoma el verdadero élan, la legítima matriz creadora de América Latina, que muchos años más tarde será ratificado y mostrado por ejemplo con las obras luminosas de García Márquez, Alejo Carpentier, o en poesía con Roque Dalton, Ernesto Cardenal, o los estudios de revaloración del propio Guamán Poma de Ayala, el Inca Garcilaso de la Vega. José María Arguedas, hasta del propio Gamaliel Churata que en los últimos meses se ha venido acentuando la legión de sus revaloradores como es el caso de Mauro, a quien Puno debe merecerle un gran reconocimiento, por estos aportes que con bastante esfuerzo lo realiza a favor de Puno, es una deuda que nuestra Región le tiene a Mauro Mamani Macedo.

En el tema de la vanguardia, más allá de que el tema puede seguir siendo debatido, y que el sólo planteamiento de la palabra vanguardia suscite discrepancias en el plano sincrético me permito recordar lo que alguna vez Julio Ortega dijo: “Que las vanguardias obedecen a ese inevitable sincretismo, donde al no haber voces puras en los andes que hagan el indigenismo auténtico y al tener muchos escritores que experimentaban expresar esa pretendida autenticidad, las vanguardias con alma andina serían las formas interculturales y mestizas de tener nuestro propio espejo hacia la búsqueda de un sujeto legitimador”[1]. Esta verdad nos permite reconocer que Latinoamérica sí tiene su propia vanguardia, porque tiene sus propias raíces, y sus propias indagaciones en materia del lenguaje, de su cultura sincrética, en su afán descolonizante de hacerse propio y auténtico. La obra literaria en su conjunto de Gamaliel Churata alguna vez, fue abordada por Ricardo Gonzáles Vigil[2] en una apreciación desde el aporte surrealista, y una de las expresiones que señaló fue, que: “El escritor puneño Gamaliel Churata es un ejemplo de reelaboración sui generis de surrealismo en diálogo con la cultura andina, busca forjar un sincretismo cultural, dado que es un escritor complejo, heteróclito, difícil de clasificar, que fusiona revolución, vanguardia y proyecto nacional”. Esta frase aunque no del todo precisa, puesto que con seguridad al propio Churata no le hubiera gustado ser clasificado como surrealista, tiene algo de verdad, puesto que el autor de “ResurreccIón de los muertos” sobre todo en su etapa más identificada con lo andino, reorienta su trabajo literario, y en ello su opción poética a través de un experimentalismo lingüístico, explorando nuevas formas expresivas, enfrentando por ejemplo a una realidad diglósica, -como señala Mauro Mamani- por eso es que se habla de que en su obra plantea una opción ideo-estética desde la revaloración de la lengua indoamericana.

Una pequeña muestra de la calidad poética de Churata que se refleja en esta suma poética reunida por Mauro es la siguiente: Del poema Aylli: “ Khori Chalwa!.. Khori Chalwa!: Rompe ya los trinos y evoca la trompeta! /¿No tiene el mundo pulso para que alumbres sus caminos, y aunque turbarse deba / sentir que resplandecen tus oros en la sangre y que la tuya ablanda el duro pan del Hombre? De otro poema “ La cólera del Achachila” dice: “ Desde entonces me baña la suciedad, se me atraganta la sombra y me ahoga, no fue el rayo, fue la línea escalonada de los awichos”; y finalmente del poema “Y finalmente, el vacío” Tembloroso de trinos, vienen las pichitankas / Despacito se decuelgan en el kañiwal lleno de besos / Son los cantores de la solana, cuando rompen el aire a trueno / hay latigazos de luz entre sus alas / Cada uno viene de muy lejos. Si pudiéramos apresarlos, dirían, callarían lo mucho que saben de nosotros / Son un piar continuo y un hilito de agua siempre / Todos son buenos. El canto los educa / y si al canto se unen las alas a eso se llama un pichitanka”.

La poesía de Churata así como su pensamiento, es un ejemplo de lo que los poetas nuevos y no nuevos tienen como desafío en este compromiso por lo originario, crear, trabajar con el lenguaje permanentemente buscando en su expresividad la mejor imagen o verso que a su vez sea expresión de la esencia y el trabajo de la forma. Además, el hecho de asumir la defensa de lo andino hace que su legado tenga muchos caminos que aún falta transitar para materializar ese viaje a la semilla o al corazón andino que Gamaliel Churata con enorme destreza y sabiduría nos enseña a realizarlo.

[1] Ortega Julio. “Comentario al texto “Andes imaginarios” de Mirko Lauer” En Revista Letras. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima. 1998. [2] Gonzáles Vigil, Ricardo. “Los Avatares del Surrealismo en el Perú” Pág. 114. Edición de la PUCP. Lima. 1992.

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