Los Andes

El escritor puneño Christian Reynoso, después de publicar seis obras de diversa temática y trabajar por varios años como periodista, renunció a esa labor y ahora está íntegramente abocado a escribir. Admira al puneño Padilla, a los célebres Ribeyro, Arguedas y Vargas Llosa, y cuenta de su próxima creación referida a Puno, conocido en la ficción como “Lago Grande�.

¿Christian, cómo es la vida de un escritor, cuán diferente es a la de un ciudadano común y corriente?
Bueno yo creo que en términos generales se puede decir que la vida de un escritor y por extensión de un artista, de un creador, es un poco más complicada. El artista por lo general siempre tiene muchas situaciones de conflicto dentro de sí mismo y justamente es por eso que necesita crear mundos paralelos, sea a través de la literatura, de la pintura, de la música; hay algo con lo que no estás feliz, digamos.

¿Esas contrariedades son el reflejo de tu estado, de tu ser o tú las propicias?
Pueden ser el reflejo de la misma sociedad en la que tu convives, en la que te desenvuelves, también puede ser el reflejo de no sentirte conforme con lo que tú vives dentro de una determinada sociedad, entonces eso te impulsa crear, por supuesto que eso no es todo, también hay otras razones, por ejemplo esa necesidad de contar historias. En mi caso, contar historias, pero al mismo tiempo también plantear una mirada crítica a esas historias que el lector pueda tener acceso, pero no desde una mirada complaciente sino que lo sacuda.

¿Y cómo motivas esa creación? ¿Caminas mucho? ¿Te metes en problemas a veces para empaparte de esa realidad o es pura fantasía?
Hay de todo. Pero el escritor siempre es un buen observador ante todo y para mí siempre ha habido tres cosas muy importantes para el momento de la escritura y la creación: la lectura en principio no sólo de la literatura sino de todo en general, del acontecer, o de todo tipo de lectura que te pueda interesar con el motivo de ir creando esos mundo paralelos. Por otro lado, los viajes, eso siempre ha sido muy importante para mí. Si tú te quedas encerrado en tu torre de marfil puedes imaginar, inventar muchas cosas, pero corres el riesgo de que todo eso no tenga un elemento que es la verosimilitud; mientras que cuando tú caminas, viajas, te arriesgas, curioseas, ¿no cierto? eres atrevido en esas cosas, entonces también tu vivencia vital se alimenta mucho.

¿Y cuántas horas lees a la semana o al mes? ¿Cómo es tu ritmo de lectura?
Bueno en el último tiempo trato de escribir unas siete horas al día. Y también leo otro tanto, porque a veces para descansar en la escritura lees o al revés, para descansar a la lectura escribes, porque la lectura te suscita a escribir, son dos cosas que van de la mano.

¿Un libro promedio en cuánto tiempo lo acabas?
En la lectura, bueno cada quien tiene su ritmo de lectura, digamos más o menos leo un promedio de 40 a 50 páginas en hora u hora y media, pero también eso no es una regla general.

No, pero es una referencia
Depende mucho del tono del libro que estás leyendo, es muy distinto leer una prosa, más sencilla es más fácil que leer una prosa borgiana, esa es más pesada.

¿Y si has tomado nota? ¿Cuántos libros crees que has leído hasta ahora?
No lo sé, pero sí he leído muchas más novelas que cualquier otra cosa.

¿Ahora estás dedicado exclusivamente a escribir?
Sí, bueno hace dos meses, porque uno asume que esa convicción de crear, de escribir, de dedicar el tiempo a eso es lo que mejor puede hacer, porque cuando tienes algunas responsabilidades laborales, sientes que por cumplir esas responsabilidades dejas de crear y escribir muchas cosas y el tiempo; entonces es un conflicto que uno se plantea, cuánto más podría escribir, crear, si no tuviera esa responsabilidad laboral. Entonces llega un momento en que uno toma una decisión y dices hasta aquí llegué con esto y ahora voy a dedicarme a esta otra cosa.

Un asunto de curiosidad, ¿Cómo motivas tu trabajo de escribir, quizás fumas, a veces bebes, buscas una compañía específicamente, cómo lo motivas?
La escritura es un trabajo muy solitario, es muy difícil escribir estando acompañado, tampoco es una situación en donde llega la inspiración y en ese momento se sienta a escribir y van a salir las cosas, eso podría ser el primer paso; pero en mi caso hay un proceso, todo un proyecto narrativo que aspiro, que ambiciono, digamos que es un proceso más racional, sin que eso quite ese aspecto creativo; es imaginar, ficcionar, crear historias, para mí es muy difícil, no fumo, sí bebo, pero cuando tengo que escribir no lo hago. Eso sí, se necesita mucha tranquilidad emocional y material para poder dedicarse a escribir de manera ordenada, disciplinada y sin perder de vista el norte que estás buscando.

¿Cuándo uno se gradúa de escritor? Si el político lo hace cuando es elegido, ¿Cómo es en el campo de la escritura? ¿Cuándo uno se considera escritor? ¿Cuándo publica un libro?
Esa es una pregunta muy difícil. No sé, imagino cuando te leen, lo que tú has publicado o te puedes sentir escritor al momento de escribir, no es tan estadístico como el político que es elegido por número de votos; de repente es... no sé la actitud que asume cada quien si se consideran escritores o no, si lo que escriben creen que vale la pena, si consideran que pueden ser leídos por todos, porque también hay muchos poetas que escriben para sí mismos y dicen “no me interesa que me lean�, es una situación respetable pero media falsa, porque yo creo que escribes porque quieres que te lean.

¿No te has visto tentado de postular al concurso que cada dos años convoca Petro Perú, al Premio Copé?
No me he presentado porque no tenía listo mis novelas, en Puno. Yo creo que es imprescindible escribir y construir ese proyecto, en mi caso narrativo que vengo haciendo, que se refleja en esta ciudad ficticia que yo he creado que es Lago Grande; si bien es cierto los concursos motivan, no creo que sea el fin de un escritor.

Dentro de este círculo de escritores hay muchos que dicen a quién le ha ganado Christian Reynoso. ¿Qué responderías?
Yo respondería que la literatura no es una competencia, no es una competencia de 100 metros ni de 1000 metros, pero entiendo que hay muchas personas que conciben así la literatura y dicen quién escribe mejor o quién escribe peor, a quién le ganó o a quién no le ganó, eso a mí no me interesa; lo que me interesa es escribir y crear y cuando escribo y creo no estoy pensando en que le voy a ganar al otro, que voy a estar mejor. Simplemente uno es sincero, uno es transparente con su trabajo. Pero también a veces mucho se aborda al escritor como persona, mucho se estudia su vida, su biografía y no sus libros. La biografía del autor no importante, lo importante es lo que escribe, lo que está publicado en sus libros.

En el contexto local y luego nacional, cítame a tres escritores a los cuales tú admiras
En Puno, me gusta mucho la poesía de Efraín Miranda, me parece que habría que revalorarlo más o darle el lugar que se merece; luego Carlos Oquendo de Amat, siempre está presente en mis novelas; luego en narrativa no sé, es difícil dar un solo nombre.

¿Tal vez dos nombres?
Me parece... la narrativa de Feliciano Padilla de los ´80 a este tiempo ha ido dando un giro, ya no sólo es el ámbito rural, campesinado; ha dado un giro, eso creo que es importante.

¿A nivel nacional tres nombres de escritores?
Bueno, a principio Julio Ramón Ribeyro, puesto que digamos es el maestro del cuento peruano y siempre lo lees con mucho deleite, con mucha emoción, a pesar de que sus temas o sus personajes siempre están orientados al fracaso, a la pérdida; luego José María Arguedas y Mario Vargas Llosa, que digamos son las dos torres de la literatura, que con todas sus contradicciones me han servido mucho, su visión de cada uno, de la literatura, su lectura del país también y de alguna manera también conjuncionar ambos caminos.

¿Cómo quién quisieras ser a nivel de todo este círculo de escritores?
No sé, no te puedo decir; sólo te digo que me gustaría terminar a través de mis obras narrativas este proyecto de Lago Grande, sin tampoco sentirme limitado en Puno, al altiplano peruano. Lago Grande también puede ser una ciudad que exprese al Perú ¿por qué no? pero eso hay que construirlo, no es así nomás y para construirlo tienes que escribir más novelas, más cuentos qué sé yo, ir moldeando ese proyecto.

Finalmente ¿Cómo quisieras que se vea tu epitafio en la tumba?
Ya me estás matando... (risas), no pienso esas cosas ahora, ni siquiera me he imaginado.

¿Quizá el mejor escritor de Puno?
No, no. No me interesan esas cosas, el mejor, el peor, no. Lo que me interesaría es que lean mis libros, no siento que soy importante, porque lo que es importante es sentarse y escribir y crear algo.