Fotografías de Puno, en su cumpleaños


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Escribe: Christian Reynoso | Cultural - 04 Nov 2014


Luis Butrón acaba su segundo mandato como alcalde provincial de Puno sin pena ni gloria. Y peor aún con la cabeza gacha tras haber quedado en quinto lugar como candidato a la presidencia regional. ¿Acaso sus asesores de campaña no podían prever su obvio fracaso tras el desgaste de su gestión como alcalde en los últimos años? Y sobre todo porque más allá de pavimentar calles no cumplió con el compromiso principal de su campaña, la descontaminación de la bahía del lago Titicaca, digo. En los ocho años solo hubo inútiles reuniones y mucho bla bla bla, y proyectos ilusos que nunca aterrizaron en lo concreto. Es decir, ocho años perdidos sin lograr nada en tal objetivo. Aquel quinto lugar es, pues, en suma, la expresión de la desconfianza de los puneños hacia el “gallo” y su movimiento político. No hay peor ciego que aquel que no quiere ver.

Paseo por las calles puneñas. Paso en auto por la primera cuadra del jirón Lambayeque, desde el lado del colegio María Auxiliadora, y constato lo terrible y deteriorada que está esta pequeña calle. ¡El colmo¡: baches, huecos, charcos de agua, tierra amontonada, olor pestilente, en otras palabras un asco total. Si el alcalde Butrón tanto se ha empeñado en pavimentar las calles periféricas de la ciudad, por qué no ha tenido el tino de pavimentar las que forman parte del cercado que prácticamente están hechas una mierda. Digo. También habría que preguntarse si el Instituto del Altiplano que funciona justamente allí ha dicho o hecho algo por este triste panorama. ¿Acaso, ante la dejadez –o cojudez– del municipio, doña Carmen Alcira no podría hacer un pequeño aporte con los vecinos para arreglar esta tan particular callecita puneña?.

Resulta que ahora el candidato Aduviri dice que trabajará por la unidad de la región, según informa Los Andes el 27/10/14. No es que antes haya dicho lo contrario, pero lógicamente este inesperado cambio de postura –que obviamente solo responde a una estrategia de campaña–, genera mucha suspicacia. Si durante los meses de campaña Aduviri mostró una postura radical, amedrentadora y con poca voluntad para el diálogo, con propuestas alucinadas y populistas que denotaban un grave desconocimiento de las atribuciones de un presidente regional, ahora nos quiere vender una sonrisa dócil que, digo, no encaja en su rostro. Con un virtual gobierno de Aduviri Puno quedará otra vez rezagado del escenario nacional y del desarrollo regional. Será una gestión peor que la de Hernán Fuentes, que se dedicó a hablar de federalismo por pura pose política mientras se birlaba la gasolina de los autos del gobierno regional. Con Aduviri Puno entrará a una etapa de permanente convulsión y movilización social en contra del Estado nacional y los temas de fondo –los que son parte de la llamada Agenda Puno–, quedarán a un lado. Sin un equipo técnico experto en gestión pública del que hasta hoy no se sabe quiénes lo integrarían, el gobierno de Aduviri politizará cualquier propuesta en desmedro del desarrollo. El discurso aymara, milenarista, étnico, pluricultural, o como quiera llamársele, resulta trasnochado sin una plataforma política y técnica que converse con el sistema democrático del país. Aduviri está todavía muy lejos de Morales y de lo alcanzado hasta hoy en Bolivia si por ahí se intenta hacer un símil. No nos olvidemos de los estragos causados en el llamado “aymarazo”, en mayo 2011, donde varias instituciones puneñas fueron atacadas, además de la quema y saqueo del local de Aduanas; hechos que fueron liderados por el ahora candidato Aduviri. Así con esos antecedentes no se puede liderar una región ¿o sí?.

Sigo por el jirón Ilave hasta llegar al colegio San Juan. ¡Oh, sorpresa! Después de lustros la fachada y la pared de este colegio que colinda con este jirón, han sido remozadas y pintadas. Sí, señor, ya era hora. Han sido años de abandono y olvido en que estas pobres paredes lucían sin tarrajear ni mucho menos pintura dando un horroroso aspecto. Al parecer, doña Martha García Guzmán tuvo que dejar la dirección del colegio para que la nueva gestión repare en este detalle. ¿Acaso doña Martha no tenía los fondos necesarios para echar una capita de pintura? O es que entre oraciones, números y cuentas se les iban estos detalles.

Juan Luque ha resultado el mal menor en esta contienda de segunda vuelta por el sillón regional de Puno. Si bien tiene un perfil más progresista que podría encontrar eco en la línea de la gestión de Rodríguez, si resulta vencedor, deberá tener en cuenta que dirigir una región no es igual que dirigir una universidad privada. No obstante, al menos su experiencia como gestor será saludable para la región si la sabe emplear y no pierde el pulso técnico y político en las coyunturas que se avecinen, sabiendo además que el futuro presidente regional no contará con la mayoría del consejo regional. Lo que sí resulta urgente para Luque es empaparse aún mucho más de la realidad y problemática de la región para poder encontrar las soluciones más adecuadas. Da la impresión en los discursos que da, que no sabe de lo que está hablando. Digo.

Cerca de la una de la tarde, llego a la avenida Simón Bolívar. ¿Me pregunto si estoy en medio de una avenida o en medio de una especie de campamento minero o burdel gigante sin orden ni concierto donde todos hacen lo que les da la gana? Veamos. No hay control del tráfico, polvo, bruma, olores, la parte central está ocupada por camiones, autos, triciclos, mototaxis, las personas no tienen cómo cruzar de un lado a otro, los comerciantes aparecen por todos lados, la suciedad, los desagües malogrados, los charcos de aguas fétidas que se advierten de tramo en tramo… en fin. Esto es el resultado de la imbecilidad –como ya lo dije en artículo anterior (Los Andes 16/01/2014)–, de las autoridades del Gobierno Regional de Puno que, ad portas de la Fiesta de la Candelaria de este año, decidieron destruir las bermas centrales, eliminar los árboles y pavimentar como sea los huecos para obtener una vía dizque ordenada y estética que cobijara el paso de los conjuntos de la parada folclórica, pero destinando esta avenida al caos absoluto como sucede hoy. Ahora las consecuencias de la improvisación saltan a la vista. ¿Y los vecinos? Bien, gracias.

El presidente regional Mauricio Rodríguez ha responsabilizado del fracaso del proyecto político AQUÍ en las elecciones recientes, al vicepresidente regional Saúl Bermejo, otrora hombre importante de AQUÍ, según informa Los Andes el 20/10/14. Pero habría que decir algunas cosas. Si AQUÍ ha desaparecido como partido al no haber podido pasar la valla electoral, no es precisamente por culpa de Bermejo, sino por otros aspectos. Veamos. El rechazo de la población que se expresa en no dar su voto a un partido que ha hecho una gestión que pudo ser mucho más pero que quedó a mitad de la calle. Las expectativas se diluyeron poco a poco y el sentir general, ahora, es que no se hizo nada, aunque ciertamente esta gestión tenga más puntos favorables a comparación de la gestión del patético Hernán Fuentes y el clandestino David Jiménez. Otro aspecto: En el tramo final, la patinada de Rodríguez de pedir licencia para convertirse en candidato a la reelección y luego de algunos días volver con el rabo entre las piernas, (¿temor a algo?) ante las intenciones de fiscalización del vicepresidente regional. Ese no tener las cosas claras y actuar por cálculo cala en la población que está cansada de la huachafería y corrupción de los políticos. Otro. La designación de un candidato sin perfil y peso político ni discurso concreto como Hugo Llano, para convencer al electorado, más allá de una porción del sector aymara, y que condenó a AQUÍ a un noveno lugar con apenas 2.60%, (15,530 votos). Otro. La lucha de poder de los hombres fuertes del partido, que ostentando los cargos de asesores, directores y gerentes, empezaron una lucha interna por subir en el escalafón de la dirigencia pero que desdibujó la coherencia de un partido sólido, creando división y pugnas insalvables, entonces los trapitos salieron al aire. Ahí están los casos de Roger Cahua y el mismo Bermejo. Son estas algunas de las razones por las que AQUÍ y Rodríguez se despiden del espectro político puneño. Solo quedarán como un buen intento de gestión que no trajo grandes resultados ni avances para Puno, y no tanto por Bermejo que tampoco tuvo mucho que decir aunque debió hacerlo en razón de su cargo.

¿No hay manera de ordenar el tráfico y el paso de los vehículos y combis y triciclos y gente y vivanderas y ambulantes en las intersecciones de la avenida La Torre y las calles Cahuide y Los Incas? Ahí, donde además cruza la riel del tren y por donde a diario miles de personas se dirigen hacia la parte baja de la ciudad y al centro comercial Plaza Vea. ¿Qué hacen los empleados de la Gerencia de Transportes del municipio para arreglar este caos, o en su defecto, la Policía de Tránsito? Ya es hora de diseñar una estrategia para solucionar este problema, ya que cruzar por esta parte de la ciudad resulta sencillamente una proeza y una suerte, si uno logra salir librado de algún atropello, caída o empujón.

Si bien existe la Ley Nro. 29517, –vigente desde el 1 de abril de 2011 y de aplicación nacional, es decir en todo el Perú–, que prohíbe fumar en lugares públicos cerrados, sucede que en Puno simplemente se zurran en dicha norma. Ninguno de los bares puneños, tabernas y discotecas la hace cumplir. Uno puede comprobarlo a vista y paciencia de los dueños de dichos establecimientos y claro está, de los propios fumadores. En uno de los bares a los que entré, Kamizaraki, de mi buen amigo el Pelucas, en el jirón Grau, en la mesa del fondo había tres extranjeros con sendos cigarrillos, expulsado a cada bocanada el humo del tabaco en todo el ambiente. Al hacerle notar al mozo que aquello estaba prohibido y que había una ley que lo mandaba, simplemente me respondió que en este bar sí estaba permitido fumar. Ante su respuesta irascible, tuve que dirigirme a la mesa de los extranjeros y explicarles la situación. Lo entendieron de mala gana. Eran americanos. (Ojo, igual comportamiento muestran los fumadores puneños en estas ocasiones). En seguida el despistado mozo, altanero y dueño de la situación, me llamó la atención por molestar a los clientes extranjeros. Lo mandé a pasear chanchos, por no decir que conozco a su madre. Esto grafica que en la vida nocturna puneña no se respeta esta disposición en menoscabo de los no fumadores y más bien se reproducen acciones que lindan con la exclusión, la marginación y el favoritismo por encima de la ley. ¿A quién corresponde regular esto?

Podríamos seguir escribiendo más… pero para acabar, y como no todo es amargo y también se necesita del dulce para vivir, en especial cuando algunos sabores y gustos de toda la vida ya no los tienes a la vuelta de la esquina; siempre es una satisfacción hacer una pequeña ruta de comidas por algunos lugares de Puno para devolver al paladar aquellos sabores prístinos que nos han marcado desde la adolescencia. Por ejemplo, el dulce alfajor de don Pablito; los picarones de la Miguelina (que me cuentan que hace poco se murió) en el jirón Los Incas; el chicharrón en Sabor Peruano de la calle Ilave, el ceviche de trucha en el restaurante ubicado frente al parque del Pueblo en Salcedo, o en Mareas en la calle Cajamarca; el pollo broaster de Snoopy; el pollo a la brasa de El Rancho; la trucha al Caserío en El Caserío de Huaje; un Huajsapata en La Hostería y un api con empanada en el Mercado Central… y tantos otros lugares que muy bien podrían irse convirtiendo en un sello de los gustitos puneños. Quizá amerite un artículo especial dedicado solo a este punto. Digo.


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