¿Incapacidad y crisis de gestión en la Universidad Nacional de Juliaca?



Escribe: Felipe Supo C. | Educación - 24 Jul 2011

Los últimos acontecimientos de ocurrencias con posibles actos de corrupción cometidos en la gestión del Dr. Ramón Serruto Colque, como presidente de la Comisión de Organización de la Universidad Nacional de Juliaca - UNJ, a denuncia formal y legal de parte de sus vicepresidentes, nos permiten reflexionar acerca del significado e importancia de una Universidad para viabilizar el desarrollo sostenible para una circunscripción territorial, como es la zona norte de la región Puno y, específicamente, la provincia de San Román, con su capital Juliaca. Desarrollo que es posible alcanzar si la Universidad logra cumplir eficiente, eficaz y efectivamente las funciones de su rol existencial, para cuyo propósito es necesario que el líder (Jefe de Pliego-Rector) tenga capacidad de gestión, de modo que lleve a buen puerto la visión de la Universidad, en este caso de la UNJ y el DESARROLLO de su circunscripción territorial. Entonces cabe la interrogante: ¿la crisis de gobierno en la UNJ es consecuencia de incapacidad de gestión de Ramón Serruto?

ACERCA DEL SIGNIFICADO DE UNIVERSIDAD: La evolución del concepto y significado de Universidad como una de las instituciones sociales de educación superior de más larga data es una cuestión un tanto difícil de definir, por cuanto su evolución conceptual se relaciona con la evolución de la ciencia y la tecnología en el mundo, aunque ello no necesariamente sea así según CASTRO, F. (2007). Él señala que “…durante mucho tiempo su desarrollo tuvo lugar al margen del ritmo y las direcciones principales de las actividades de ciencia y tecnología de la sociedad. Durante sus primeros cinco o seis siglos de existencia, a la Universidad le fue asignado como característica primera el espíritu corporativo y, después, el afán de sabiduría y autonomía; pero no alcanzaron expresión predominante en su funcionamiento la observación científica, propia del mundo griego antiguo y mucho menos la vocación por la experimentación y la matematización de la época moderna”.

En efecto, TUNNERMAN, B.C. (1996) y CASTREJÓN, D.J. (1990) refieren respecto a la historia de la Universidad: “la filosofía moderna se hace fuera de la Universidad. Ni Descartes ni Leibnitz serán profesores. Kant fue el primer gran filósofo moderno que ocupó una cátedra en la Universidad de Konigsberg (Prusia) pero su condición de profesor le trajo más bien problemas y ninguna ayuda para sus investigaciones”. Por otro lado: “la ciencia y la investigación experimental se refugian en las academias científicas, a las que tanto debe la Revolución Industrial del Siglo XVIII (. . .) Entre 1600 y casi 1800, las universidades vivieron de espaldas al progreso cultural y científico”. En sí, la Universidad recién a mediados de la segunda mitad del siglo XVIII (Universidad de Halle, Universidad de Gottinga), incursiona en la investigación y alcanza su pleno auge con la fundación de la Universidad de Berlín (1810).

Este auge del modelo alemán influyó a mediados del Siglo XIX en la Universidad estadounidense, cuyo resultado final fue el avance desde finales del siglo XIX, y durante todo el siglo XX, de un tipo de institución basada en una mejor asociación entre investigación y docencia; pero, a su vez, con una presencia superior de las ciencias aplicadas y de la actividad ingenieril y tecnológica, como premisas de un fuerte servicio de extensión hacia el entorno económico, necesitado de todo posible instrumento que le garantizara un lugar de vanguardia en el ámbito de la competitividad, los crecimientos productivos y la obtención de máximas ganancia. Esta actuación, de tal conjunto de variables dentro y fuera del contexto universitario norteamericano, ha incidido en la gestación de un tipo de institución universitaria a la que distintos autores denominan “modelo de universidad empresarial” denominada también “universidad-empresa” cuyo auge data las décadas de los años 70´y 80´ (SMILOR, R; DIETRICH, G. y GIBSON, D. 1993).

CÁRDENAS, Luis. (2004) señala que, en efecto, “se iniciaron las primeras universidades en la Edad Media (estudios generales - studia generalia - se formaron en Bolonia y en París como consecuencia de la presencia de grandes maestros que atrajeron estudiantes de diferentes partes de Europa, cuya labor se centró en la transmisión de conocimientos orientados a la teología, derecho y medicina) …Recién a mediados del siglo XIX la universidad alemana toma la bandera de la investigación como ´eje principal´ de la institución”. Así la concepción alemana de la universidad estuvo centrada en la investigación, mientras que la concepción inglesa estuvo centrada en la formación integral del hombre; la concepción francesa estuvo orientada a consolidación del imperio y la formación profesional en el humanismo y la ciencia de la medicina; en tanto, la concepción estadounidense se puso al servicio de la comunidad en la producción de bienes.

Como podemos observar, este concepto de universidad como una institución de educación superior, cuyo único fin era el de la enseñanza de los conocimientos existentes, pasó a dar origen a la universidad moderna como centro de investigación. Entonces, el modelo napoleónico de universidad referido sólo a la formación profesional (porque para él la universidad no tiene como finalidad el cultivo de la ciencia, como la tenía para los alemanes, ni la formación integral del hombre o educación liberal, como la tenía para los ingleses y franceses, sino la enseñanza de un oficio). Esta función de investigación para la generación de nuevo conocimiento es la que se le viene asignando a la universidad, considerando que hoy el mundo está viviendo una nueva revolución: la del conocimiento y la información.

Entonces, las condiciones y las demandas de la sociedad son diferentes a las que existían en la sociedad industrial, y las universidades están en la obligación de analizarlas para dar respuestas oportunas. La universidad no debe anclarse en el pasado, porque ella, como lugar privilegiado de un saber que se incrementa y cambia cada día con mayor velocidad, tiene la misión de crear el futuro. Porque hoy, cuando se hacen descubrimientos, hasta hace poco impensables, en campos tan variados como los de la física de nuevos materiales, la genética, la astrofísica, la microelectrónica, la informática, la robótica, la cibernética y tantos otros; y cuando el conocimiento se ha convertido en la fuerza económica dominante, la importancia de la universidad no puede sino incrementarse, pero para ello es necesario reflexionar sobre sus funciones y adecuarla para que pueda responder a estas nuevas realidades.

Sobre este particular, haciendo un análisis de la visión y misión de la UNJ y el planteamiento de las estructuras y planes curriculares de las carreras profesionales: Ingeniería textil y de Confecciones; Ingeniería de Energía Renovable; Ingeniería Ambiental y Forestal; Industria Alimentaria y Gestión Pública y Desarrollo Social, reúnen las características “originales” y “potenciales” que le dan una fortaleza propia de identidad para lograr su desarrollo en relación a la superación de sus limitaciones y el aprovechamiento de sus potencialidades como ventajas comparativas y competitivas que le permitan alcanzar su visión y plasmar su misión; es decir, estas particularidades le dan un “sello” propio.

La creación de una institución de enseñanza superior del más alto nivel en una circunscripción territorial determinada resulta ser una difícil y casi una titánica hazaña académica, que se logra inicialmente con la aprobación del PROYECTO DE DESARROLLO INSTITUCIONAL (PDI) por parte del CONAFU. Logrado este paso importante, recién se inicia en parte todo el proceso administrativo de GESTIÓN de una universidad. Sobre la aprobación del PDI de la UNJ, cabe precisar que tiene su nombre propio con mérito de reconocimiento: Dr. Fermín Chaiña Chura (a César lo que es de César (aunque este señor académico, por cierto colega de profesión y de trabajo no es santo de mi devoción).

ACERCA DE LA GESTIÓN DE LA FUNCIÓN UNIVERSITARIA: Haciendo un análisis referencial acerca del significado de este concepto de Gestión, en términos generales los conceptos de Administración, Gerencia y Gestión, resultan ser sinónimos a pesar de los grandes esfuerzos y discusiones por diferenciarlos. En la práctica se observa que el término management, traducido como Administración, es también percibido como Gerencia. En algunos países la Administración está más referida a lo público y la Gerencia a lo privado. En los libros clásicos de Administración se toman como sinónimos Administración y Gerencia. Así por ejemplo, en el glosario del CINDA (1992), aparece el concepto de Gestión como equivalente a Administración.

En sí, fundamentalmente los conceptos de Administración, Gestión y Gerencia, están en que los tres se refieren a un proceso de "planear, organizar, dirigir, evaluar y controlar", como lo han planteado FAYOL, H. (1950) y KOONTZ, H. (1964, 1976).

De otra parte, es indiscutible el reconocimiento que se le atribuye a Peter DRUCKER como el padre del managemet o “padre de la doctrina de la Gestión”. A través de las obras cumbres: “The Concept of the Corporation” (El concepto de la corporación) publicado en 1946 y “The Practice of Management” (La práctica del management) publicado en 1954, Peter DRUCKER manifiesta dos aspectos importantes que revolucionan el concepto de Gestión: a) La aparición de una nueva institución social (la gran empresa o 'corporación'), que se tornó central en la sociedad industrial, y b) De un nuevo órgano social, el management que le permite la sobrevivencia y longevidad a la corporación.
Ahora, acerca de la Función Universitaria, existen varios argumentos desde una perspectiva epistemológica de la concepción de Universidad sostenida por varios autores, hasta la perspectiva de carácter jurídico normativo emitido e instituido por el Estado peruano a través de la Constitución Política de 1993 y la Ley Universitaria Nº 23733.

CLARK, B. (1998) y VAN VUGHT, F. (2000), desde una percepción epistemológica acerca de la Función que la Universidad debe asumir, en su propuesta de “Universidad Emprendedora e Innovadora”, señala que las universidades en el replanteo de sus roles y posiciones deben cumplir funciones al menos en tres áreas: investigación, enseñanza-aprendizaje y transferencias de conocimiento; las que deben cumplir las siguientes particularidades: Investigación: la Universidad debe ser consciente de que en la actualidad no es la única productora de conocimiento. Ello implica que las universidades necesitan cambiar su visión, siendo menos protectora respecto de sus recursos y compartiéndolos (recursos intelectuales, financieros y físicos) con otros productores de conocimiento (Institutos y Centros de Investigación); Enseñanza y aprendizaje: Las condiciones actuales del mercado laboral exigen que los profesionales tengan nuevas habilidades. Ello implica que las universidades como entes innovadores deban añadir esas nuevas habilidades en los procesos de formación de carácter multi, inter y transdisciplinario. De manera que, como señala VAN VUGHT, F. (2000), “las universidades tienen que cambiar desde “especialistas en formación disciplinaria” a formación de “trabajadores con conocimientos profesionales”; Transferencia de conocimientos: La Universidad debe tener éxito en la transferencia de conocimientos, que implica poner énfasis en aspectos tales como el compartir recursos y la colaboración en la socialización de conocimientos.

Por otro lado, MESCUA, H.B. (1994), señala que la evolución del marco conceptual de Universidad está sujeto al proceso histórico y al contexto de tiempo y espacio relacionado a los hechos sociales, cuyos elementos han moldeado el contexto de su estructura con rasgos característicos de dos tareas fundamentales que marcan la identidad de la universidad, que están relacionadas a su función de educación formativa y promoción creativa, que además deben realizar la función promotora del desarrollo nacional a través de la función de extensión y promoción universitaria para sustentar el nuevo concepto de Universidad que debe estar al servicio de la comunidad.
Mientras que TOURAINE, A. (1985) dice “por conveniencia llamamos Universidad a un establecimiento que ampara e integra tres funciones: producción, transmisión de y utilización de los conocimientos”. Este concepto nos invita a reflexionar acerca de la concepción de la Universidad a partir de una trilogía que combina la producción de conocimiento a través de la investigación; la enseñanza del conocimiento científico como la generación de lo científico y la aplicación de la ciencia, que significa la profesionalización.

Finalmente, desde esta misma postura epistemológica de concepción de la Función Universitaria, ROYERO, Jaim. (2004) señala que “El papel de las universidades y muy específicamente el sistema de educación superior, tiene sin duda una responsabilidad ante la sociedad en su conjunto, ya que esta última exige a la Universidad producir, entre otras cosas, conocimiento científico socialmente válido, capaz de generar soluciones creativas en las múltiples áreas del quehacer social”. Sobre la base de estas exigencias, “las funciones de la Universidad adquieren también una nueva dimensión frente a la revolución socio-científica, provocada por el papel central de la ciencia en la sociedad post-industrial” (TÛNNERMANN, B.C. 2002).

Mientras que SUPO, F. (2010) refiere que según la Ley Universitaria 23733, señala que la Universidad peruana tiene por naturaleza las funciones académicas de enseñanza, investigación y proyección social, que deben justificar su rol existencial. Estas funciones se deben implementar mediante las direcciones universitarias: Académica, Investigación y de Proyección Social. Esta función innata, que debe cumplir por justificación de su rol existencial y norma jurídica la Universidad peruana, ha sido descuidada sobre todo por la Universidad estatal; comportamiento diferente al asumido por la universidad privada. En esta sociedad globalizada del conocimiento y de la competencia la Universidad, debe desempeñar un rol preponderante de contribución con la sociedad; sin embargo, antes de potenciar estas direcciones (Académica, Investigación y de Proyección Social) emanadas por la Ley Universitaria Nº 23733, han sido distraídas en magnificar la función universitaria en actividades administrativas de carácter financiero y contable, es decir, la universidad peruana se ha abocado a construir, adquirir e implementar con bienes y servicios a la Universidad, sin contar con un instrumento de gestión que se oriente a solucionar problemas en relación a la función académica, de investigación y proyección social. Si las universidades cuentan con estos instrumentos de gestión institucional como los planes de desarrollo, mejorarían inobjetablemente; sin embargo, no son considerados seria y responsablemente al momento de la formulación e implementación de los proyectos que debieran naturalizar y lograr a satisfacción la función universitaria.

La Universidad peruana, en su gran mayoría, sobre todo estatal, no viene cumpliendo a satisfacción esta función que por naturaleza, por justificación de su rol existencial y por norma jurídica legal, le exige. Incumplimiento que se refleja en la poca aceptación de sus profesionales en el mercado laboral, como consecuencia. Esto se debe a tres factores de carácter social y económico-presupuestal, que influyen en la gestión de la función universitaria: El primero se refiere al factor de capacidad del recurso humano del responsable de la gestión, que debido a entrampamientos y direccionalidad de carácter político e ideológico-partidarios y de grupos de poder, hacen que el jefe de pliego (elegido como Rector) no necesariamente sea el que tenga los requisitos y perfil ideal necesario y exigente para asumir esta delicada responsabilidad; el segundo factor se refiere al no oportuno diseño y formulación de los instrumentos de gestión (Planes de desarrollo y planes operativos o de acción, ROF, MOF, CAP); y El tercer factor está referido a la escasa designación económica y presupuestal que es asignada por el Estado.

Estos factores identificados han hecho que la Universidad peruana, sobre todo la estatal, descuide y no logre a satisfacción el cumplimiento de la función universitaria; es decir, de enseñanza, de investigación y de proyección social.

EN CONCLUSIÓN: Podemos señalar que esta crisis que se viene dando en la novísima Universidad Nacional de Juliaca, que se puede aperturar como una POSIBILIDAD DE DESARROLLO INTEGRAL VIABLE Y SOSTENIBLE PARA LA ZONA NORTE DE LA REGIÓN PUNO y, específicamente, para la PROVINCIA DE SAN ROMÁN y ciudad de JULIACA, es producto de la improvisación y designación política del responsable principal de la Comisión de Organización de la Universidad Nacional de Juliaca, que inició su gestión muy mal, solicitando por debajo de la mesa el cambio de sus vicepresidentes. Por eso, ahora está culminando su gestión pésimamente, con denuncias de sus mismos vicepresidentes, quienes fueron convocados a su expresa invitación.
Es necesario que la ANR, a través del CONAFU, el Ministerio de Educación y el próximo gobierno político de Gana Perú o, mejor dicho, el próximo gobierno central y sobre todo las fuerzas vivas de la sociedad civil de la zona norte de la región de Puno, garanticen un nuevo nombramiento de comisión con peso más académico y técnico, que demuestre resultados en la gesta de esta criatura llamada UNJ. Entonces, por ser éste un proyecto de naturaleza académica, no debe primar de ninguna manera la cuestión política partidaria.
BIBLIOGRAFÍA:

CÁRDENAS, Luis. (2004). “El concepto de universidad: Origen y evolución.”. Ed. Universidad de los Andes. Venezuela.
CASTREJÓN, D.J. (2000). “El bachillerato universitario: importancia, posibilidades y disyuntivas”. Ed. UNAM. México.
CASTRO, Fernando. (2007) “La investigación científica como función universitaria: apuntes sobre política y gestión en el caso cubano”. Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de Matanzas. Cuba.
CINDA. (1992). “Administración universitaria en América Latina: Una perspectiva estratégica”. Centro Interuniversitario de Desarrollo (CINDA). Santiago, Chile.
CLARK, Burton. (1991) “The organizational saga in higher education”. En Peterson, Marvin W. Ed. Organization and governance in higher education, Needham Height, Ginn Press. EE.UU.
CLARK, Burton. (1998). “The Entrepreneurial University: Demand and Response”, Tertiary Education and Management. EE.UU.
COMITÉ JURIDICO INTERAMERICANO, "Guía para el legislador". En http://www.oas.org/juridico/spanish/legmodel.htm
DRUCKER, Peter F. (1946). “The Concept of Corporations”. Ed. Jhon Day. Nueva York, EE.UU.
DRUCKER, Peter F. (1962). “Práctica de Administración de Empresas”. Ed. Fondo de Cultura. Río de Janeiro, Brasil.
DRUCKER, Peter F. (1994). “Gerencia para el futuro”. Ed. Norma. Bogotá, Colombia.
DRUCKER, Peter F. (1999). “Management Challenges for the 21st Century”. Harper Collins.
FAYOL, Henri. (1950). “Administración Industrial y General”. Atlas. Sao Paulo, Brasil.
KOONTZ, Harol; WEIHRICYH, Heinz; “La Administración una perspective global” Mac. Graw-Hill Onceava edición.
KOONTZ, Harol. (1976). “Principios de Administración: Análisis de las Funciones Administrativas”. Sao Paulo, Brasil.
MESCUA, H. Bonifacio. (1994). “Manual para la planeación y acreditación del desarrollo universitario”. Ed. W.H. Editores S.R. Ltda. Lima, Perú.
ROYERO, Jaim. (2004) “Gestión de Sistemas de Investigación en América Latina”. En Revista Iberoamericana de Educación. Instituto Universitario de Tecnología José Antonio Anzoátegui de Venezuela. Venezuela.
SMILOR, R; DIETRICH, G; GIBSON, D. (1993) “La universidad empresarial: función de la educación superior en los Estados Unidos en materia de comercialización de la tecnología y el desarrollo económico”. En Revista Internacional de Ciencias Sociales. Ed. Centro UNESCO de Catalunya, España.
SUPO, F. (2010). “La Gestión de la función universitaria en el Perú”. Tesis de Doctorado en Administración. Universidad Nacional de Villa Real”. Lima, Perú.
TOURAINE, A. (1985). “Movimientos sociales y sistemas políticos en América Latina”. OIT. Santiago de Chile.
TUNNERMAN, B. C. (1996) “La Educación Superior en el umbral del Siglo XXI”. Colección Respuesta. No 1. Ediciones CRESALC/UNESCO. Caracas, Venezuela.
VAN VUGHT, F. (2000): “Innovative Universities”, Seminario Internacional sobre gobierno y gestión de las universidades. UPC, 4-6 de junio. Barcelona, España.



1 comentarios

  • JULIAQUEÑO Sunday 24 de July del 2011 a las 18:26

    TRISTE REALIDAD DE ESTOS LADRONES Y MEDIOCRES, ESTOS MISERABLES DEBEN ENTERRARSE VIVOS, PARA QUE NO DEN MAL EJEMPLO A LA JUVENTUD Y NO DAÑEN A LA SOCIEDAD.


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