A propósito del aniversario patrio ¿Somos una República?


Votación: 134 votos

Escribe: Boris Espezúa Salmón | Nacional - 28 Jul 2014

A propósito del aniversario patrio ¿Somos una República?
A propósito del aniversario patrio ¿Somos una República?

A propósito de que nos encontramos a 07 años de cumplirse el bicentenario de la Independencia del Perú. Me permito reflexionar sobre el Libro ¿Qué es República? De Hugo Neira Samanez (Primera edición. Fondo Editorial de la Universidad San Martín de Porres. Lima-Perú. 2012), el autor es un reconocido intelectual, ensayista, formado y luego docente en la Sorbona de París, ex director de la Biblioteca Nacional del Perú, autor del libro “Hacia la tercera mitad” (ensayos de relectura herética). En este libro el autor hace una exégesis de la República que tiene que ver con preguntarnos sobre ésta palabra de cuño romano que desde la dedicatoria emplaza la cuestión de fondo, el libro está dedicado a Jorge Basadre quien alguna vez se preguntó ¿Para qué proyecto republicano vivimos los peruanos? y justamente en la primera parte el texto pretende suscitar debate en torno a las probables respuestas a dicha pregunta. Entrando a su contenido nos remontamos al momento donde dejamos el yugo colonial imperante del virreinato y después de la proclamación de la independencia una aureola de nuevos aires pareció asomarme a nuestro país; sin embargo, ante ese espejismo nadie se preguntó luego y hasta la actualidad si ¿Somos una República? Porque, si lo hubiéramos hecho nos hubiéramos ahorrado tiempo ahora de responder con una carga de conciencia y de servilismo y autoritarismo de dos siglos que resulta pesadísima a estas alturas. Para ser libres no bastaba con ser un Estado independiente, no bastaba establecer nuestros símbolos patrios y las nomenclaturas y gallardetes patrios, sino bastaba darle contenido de Nación a nuestro Estado, virtuosidad y legitimidad a nuestra ciudadanía; sin embargo, como dice Neira: “Lo que ocurrió es que al interior de esa “soberanía republicana” o en la que creyeron que lo era, los despotismos se instauraron tras los caudillos, los golpes de estado, oligarquías acérrimas a toda tolerancia y plutocracias hostiles a toda disminución de privilegios”. El debate no siguió vigente porque se dio por supuesto sobre la forma republicana que teníamos creyendo que era un asunto resuelto porque en la Europa de la ilustración este tema estaba ya zanjado.

La República en el Perú pretendía ser un remedo de lo que ocurrió en Europa y en Norteamérica. La república no podía ser en países latinoamericanos solamente una forma de gobierno sin monarca, tenía que ser básicamente al amor a la Ley para todos en base a ciudadanos elevados y el uso del poder legitimado y responsable y no el poder como los que tuvimos. Por lo ahora cabe preguntarnos ¿Qué celebraremos en el Bicentenario? ¿Qué nación unificada somos? ¿Somos ciudadanos republicanos? La república implica Estado social, nación fortalecida, sistema económico, educación ciudadana y vida futura que podamos construir. Como dice Neira: “Si no sabemos para qué vivimos juntos todo el resto resultará confuso, falso pomposo y por lo general, se vuelve un engaño, que ocasiona que seamos ciudadanos defraudados que terminemos aborreciendo la política. Esta desilusión es conveniente para algunos, convierte a toda autoridad en imaginaria. Nos vuelve a la ilegalidad, si es colectiva, resulta intocable, dotada de una perversa aura de sacralidad. Entre tanto se practica apasionadamente el agravio del rival. Mientras otros se dedican a glorificar la violencia pero tomando buen cuidado de no participar en ella. Así, en un país en donde violar la ley da a quien lo hace, la sensación de estar en lo correcto. Por lo tanto festejar el Bicentenario será como festejar a una tatarabuela abandonada, una novia muerta y olvidada, una panaca sagrada e incumplida, un templo antiguo y abandonado”. En estas palabras de Hugo Neira se devela claramente que lo que pasó en nuestro país es creer que algún día nuestro Estado Republicano iba a existir, que la Nación se iría a autoformarse, y todo ello nos salió torcido. Se demoró la construcción del Estado, porque para tenerlo, el pacto republicano o contrato social tenía que ser previo, antes que ser jurídico, institucional y técnico. Para ponerse de acuerdo y contar con elites capaces de aceptar a otras elites y aceptar a las masas y éstas a su vez a las elites y formar ciudadanía y Estado. Nada de esto se emprendió, unos tendieron a aumentar el poder con apoyo de las fuerzas armadas otros se dedicaron a derrumbar gobiernos, por lo general con la ayuda del pueblo al que luego olvidaron. Hoy en día los políticos venidos de las capas emergentes se hallan dispuestos a establecer nuevos despotismos, a emanar una cultura política inescrupulosa, disfrazados de legítimos. Sobre ello, el autor que comentamos dice: “No hemos reflexionado en lo que no se quiso pensar, en la incongruencia entre lo que se dice y lo que es posible. ¿Edificar democracias sobre sociedades premodernas, es posible? Discutir sobre el republicanismo engloba todas las otras cuestiones, que no son menores pero que de esa definición, dependen. Hace dos siglos quisimos hacer el sueño de lo posible, arrancamos con la construcción de nación como posibilidad, pero no lo logramos. Lo que se asienta ahora es la región, el clan local, acaso lo tribal. De la autarquía política y regional vamos a la autarquía pasional y la patria se va diluyendo en las patrias chicas. Por lo que responder a la pregunta de Basadre seguirá siendo difícil de contestarla”.

No olvidemos que la idea de la República precede y acompaña a la idea de Nación y al de Estado, a la idea misma de pueblo como sujeto de poder fundante, constituyente. No olvidemos en ese sentido que el verdadero poder político es del pueblo y que de allí se construye toda estructura del Estado, todo status quo y plexo de principios, derechos y libertades humanas. Por lo que decir República es referirse a un todo dinamizador que debe funcionar a un ritmo democrático, donde la Sociedad Civil, la Ciudadanía y un Estado se realicen plenamente. Nosotros no somos la sumatoria de esa anhelada democracia ejemplar, sino el déficit de la misma.

Todos somos deudores de patria, mientras nos falte compromiso, civismo, ciudadanía, decencia, basado en valores, principios y dignidad, mientras tanto a la patria no la veremos alegre a pesar que cada 28 de julio nos esforcemos en pintarla en calles y plazas de rojo y blanca y en vano tratemos de ubicarla con escarapelas en nuestros corazones. Algunos seguiremos buscando un milagro cívico que verdaderamente se materialice con nuestros deseos y la realidad cruda que nos ha tocado vivir y que en todo momento nos devuelve con un cocacho a la realidad. Entre tanto la patria dormita con lágrimas en los ojos, pero con el puño cerrado, con furia, para desvainar su espada vengadora en el aire. Mientras tanto seguimos siendo un valle cruzado de fuegos de encendido pasado y cenizado futuro.

Finalmente en las palabras de Hugo Neira, se refleja acaso ese espiral dramático y patético que a consecuencia de habernos equivocado de poner de pie una verdadera República, más bien la hemos puesto de cabeza y por ello somos depositarios de esa alfombra de errores que no nos lleva a ninguna parte, sino tal vez a ciertos abismos de nuestra subjetividad y mentalidad, cuya vocación de derrota nos acompaña permanentemente. El autor dice: “Cada vez que un peruano maltrata a otro peruano, que un funcionario se deja corromper, que corrompemos a un juez, que compramos el voto de una poblada de pobres con alguna imposible promesa electoral, en cada gesto de este tipo, estamos diciendo que merecemos los despotismos que luego caen en la cabeza de todos, aunque luego hacemos como que nos espantan. Con repúblicas a medias fabricamos tiranos a repetición. Nuestras costumbres violentas diluyen toda autoridad. Rousseau se jalaría los cabellos, nuestro contrato social consiste en que no lo haya. Hemos reemplazado las reglas por un sistema perverso de negociaciones que no admite ciudadanos sino cómplices, las llamamos “componendas”. Éstas por su uso en negocios ilícitos, desacreditan el sistema democrático que no puede funcionar sin mediaciones y un juego de alianzas. Así se va formando otro sentido común, de contenido delincuencial no explícito. Y entonces las verdaderas constituciones son las que no se han escrito. Orales, tortuosas, inestables. No se tributa pero se exige servicios. Se glorifica la rebelión, pero se desprecia a los perdedores. Las verdaderas representaciones populares no son las que son legales. Pedir es amedrentar. Nuestra subcultura política es la forma de hacer política”. Estas expresiones, sería bueno que lo tomen en cuenta nuestros candidatos que con seguridad en estas fiestas patrias, sentirán a su modo la patria a la cual se deben, y por lo tanto ojalá sientan que ella no les permite servirse sino servir si tuviéramos altura cívica y ciudadana. Deben tomar en cuenta también nuestros conciudadanos para que de una vez por todas dejemos de jugar con nuestro destino y no tengamos que votar por votar o lo peor votar por una dadiva, porque ya basta de seguir pagando todo aquello que hacemos mal, al elegir mal y con ello lograr solamente engañarnos y engañar a las venideras generaciones. ¿Somos Patria y República?


ESPACIO PUBLICITARIOS

Video



Encuesta

¿Está usted de acuerdo con el proyecto de remodelación de la Plaza de Armas de Puno?



Archivo
Telf.: +51-51-350775, +51-51-327436 | Dir.: Jr. Cajamarca Nro. 274 - Puno, Jr. Salaverry 411 Of. 307 Plaza de Armas - Juliaca.
CORPORACION DECANO ALTIPLANICO S.A.C. Diario Los Andes
Diseño y Desarrollo Web: G!