Historia del Perú


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Escribe: Los Andes | Nacional - 28 Jul 2016


LOS INCAS

En el Perú, justo antes de la llegada de los españoles, mandaban Los Incas, pueblo belicoso y militarista que desde mediados del siglo XV se había extendido vertiginosamente por toda el área, fundando un auténtico imperio, o Tahuantinsuyo, que abarcaba desde las actuales Colombia hasta Chile, siendo por ello el más extenso que jamás existió en la América prehispánica.


A la cabeza estaba el emperador inca que disponía del poder absoluto sobre todo lo que se encontraba dentro de los límites de su imperio. La capital se encontraba en Cuzco.


Tras la muerte del inca Huayna Cápac en 1525, dos de sus hijos se consideraron legítimos herederos de su imperio: Huáscar y Atahualpa. El primero se asoció con la nobleza de Cuzco y el segundo con la de Quito.


La guerra civil estalló y tras 3 años de durísimas batallas, Huáscar fue hecho prisionero y ejecutado por orden de su hermano Atahualpa, quedándose este con todo el poder incaico hasta que poco después lo perdió en la ciudad de Cajamarca, donde fue hecho prisionero por las huestes españolas de Francisco Pizarro.


En 1522, fue Pascual de Andagoya el primero en intentar llegar hasta esas ricas tierras. Navegó hasta la provincia de Chochama ,en donde entabló contacto con la tribu de los Cueva, indígenas que se quejaron al conquistador español de que unos indios de la provincia del Birú o Pirú realizaban duras incursiones contra ellos y les mataban la gente y les robaban todo lo que tenían.


Andagoya les ofreció su ayuda y les conminó a que le llevasen hasta estos indios que les atacaban. Los cuevanos aceptaron y remontando el río de San Juan dieron con esos indígenas enemigos y los vencieron. Allí le hablaron del gran imperio inca, el Tahuantinsuyo, y le comentaron el poderío y riquezas que atesoraba. Andagoya, pocos días después, cayó enfermo y tuvo que regresar a Panamá, en donde hizo relación de todos estos hechos y extendió la leyenda de una gran civilización que no hizo sino aumentar los deseos de más aventureros de llegar hasta allí.


El siguiente en intentarlo sería el capitán Francisco Pizarro, junto a Diego de Almagro. Pizarro, hombre de confianza del gobernador Pedrarias Dávila, gobernador de Castilla del Oro, había llegado a América en 1502, junto a Nicolás de Ovando.


Participó en los hechos más relevantes de la conquista de las islas antillanas y de Panamá. Fue capitán con Alonso de Ojeda y Martín Fernández de Enciso en el Darién, siendo fundador de Santa María de la Antigua del Darién.


Participó también junto a Vasco Núñez de Balboa en las luchas contra los indígenas panameños y en el descubrimiento del Mar del Sur. Fundó la ciudad de Panamá y fue nombrado alcalde de la misma. Cuando le llegaron las primeras noticias de un gran reino al sur de Panamá, ya era un hombre rico y se lanzó a aumentar esas riquezas.


LA CONQUISTA ESPAÑOLA

La conquista del Tahuantinsuyo o Imperio Incaico se inicia con la llegada de Francisco Pizarro y sus huestes al Tahuantinsuyo, en 1532, año que marcó el inicio de una gran transformación en las formas de vida de los pobladores de los Andes.


NOTICIAS DEL PERÚ

Con el descubrimiento del océano Pacífico, en 1513, se extendió la noticia de la existencia de ricas tierras al sur, donde abundaba el oro. Se dice que la información fue contada por Panquiaco, hijo del cacique Comagre.


Los rumores que corrían consistían en que el Virú habían espléndidas tierras gobernadas por poderosos hombres. La leyenda del oro estuvo presente en las expediciones españolas, de la época.


Así, en la exploración del Golfo de San Miguel, realizada por el capitán Francisco Becerra, se escuchó algo similar, y lo mismo le ocurrió a Pascual de Andagoya, cuando intentaba avanzar en la exploración hacia el sur para dar con el ansiado reino del oro. Estas leyendas se incorporaron al imaginario de los conquistadores, como es el caso de Francisco Pizarro.


LOS SOCIOS DE LA CONQUISTA

En Panamá se había concentrado un gran número de españoles, entre ellos, Francisco Pizarro y Diego de Almagro. Listos para iniciar una nueva exploración, se asociaron con el clérigo Hernando de Luque, testaferro de Gaspar de Espinoza, importante banquero de Panamá, quien sustentó económicamente la nueva compañía conquistadora.


Con la autorización del gobernador de Panamá, Pedro Arias Dávila, Pizarro y sus socios se lanzaron a la aventura y a buscar un botín que se repartieran entre los inversionistas de la expedición. Pizarro dirigía la empresa, Almagro tomaría a su cargo la formación de la tropa cuidando su abastecimiento y Luque asumiría la dirección espiritual de los nuevos territorios.


VIAJES HACIA EL TAHUANTINSUYO

EL PRIMER VIAJE (1525-1525)

Navegaron bordeando la costa y llegaron hasta lugares desconocidos que bautizaron como Puerto Piñas y Puerto del Hambre. Más al sur, encontraron un poblado donde fueron atacados por los naturales. Por ello incendiaron el pueblo, al que llamaron a partir de ese momento Pueblo Quemado.


EL SEGUNDO VIAJE (1526-1527)

Después de llegar a la altura del río San Juan, Almagro regresó a Panamá y Pizarro continuó hacia el sur. Ante la queja de los soldados, que habían acudido al nuevo gobernador Pedro de los Ríos, este envió al capitán Juan Tafur con la orden de hacerlos regresar.


Tafur los halló en la Isla del Gallo, lugar del célebre episodio donde Pizarro preguntó a sus hombres si querían “regresar a Panamá para ser pobres”, sin fama ni dinero, o “seguir hacia el Perú para ser ricos”.


Solo trece decidieron continuar y los demás embarcaron de regreso a Panamá. Los trece y Pizarro esperaron medio año la llegada de provisiones y hombres. Finalmente llegó Bartolomé Ruiz con provisiones y la orden del Gobernador de que todos regresaran.


Antes de cumplir con la orden, Pizarro y sus hombres navegaron la costa y llegaron a Tumbes. Allí fueron recibidos por los naturales, quienes les ofrecieron chicha, fruta, maíz y otras viandas. Era una forma habitual de establecer relaciones de los pueblos andinos.


Sorprendidos con las construcciones y vestidos de indígenas, decidieron regresar para pedir la autorización de conquistar las tierras halladas. Los recién llegados a Panamá alardeaban de las maravillas vistas con sus propios ojos.


Sin embargo, Pizarro viajó a España para ser facultado por el Rey Carlos I, llevando consigo tumbesinos cautivos, camélidos, cerámicas y otros objetos. La Corona española firmó la Capitulación de Toledo en 1529, documento que los autorizaba a llevar a cabo su empresa.


TERCER VIAJE

Pizarro reclutó gente antes de iniciar su nuevo viaje, entre ellos, varios de sus familiares, a quienes buscó en su tierra natal. En 1531, cuando salieron de Panamá, sumaron casi doscientos hombres encaminados a conquistar el imperio.


Llegaron a la isla de la Puná, donde después de una estancia pacífica de varios días, los isleños atacaron al no recibir muestras de reciprocidad. La fuerza convirtió en vencedores a los españoles, quienes llegarían más tarde a Tumbes, donde se enteraron de que una guerra sucesoria entre Huáscar y Atahualpa había acabado con el triunfo del segundo.


LA CAPTURA DEL INCA

Después de fundar la primera ciudad española, San Miguel de Tangarará, a orillas del río Chira en Piura, los conquistadores iniciaron su ascenso hasta Cajamarca. Pizarro ordenó que la hueste se instalara en la ciudad y envió a Hernando de Soto y luego a Hernando Pizarro a visitar al Inca a su campamento con el objetivo de invitarlo a una entrevista.


LA TOMA DE CAJAMARCA

En Cajamarca, primero Hernando de Soto y luego Hernando Pizarro visitaron al Inca, quien les ofreció chicha y les reclamó haber tomado cosas que no les pertenecían a lo largo de su recorrido. Los españoles mostraron gestos de amistad que llevaron a Atahualpa a aceptar la entrevista con Pizarro.


El día del encuentro, los españoles esperaban la llegada del Inca listos para combatir. Atahualpa llegó acompañado de un gran séquito de guerreros, sacerdotes, servidores, bailarines, músicos y curacas aliados.


Al ingresar a la plaza salió a su encuentro fray Vicente de Valverde, quien había sido encargado de leer el “requerimiento”, mientras Felipillo le traducía al Inca. Al no comprender la compleja situación, el Inca arrojó la Biblia que le había dado el sacerdote. Inmediatamente los españoles arremetieron contra los nativos, lo que causó un gran desconcierto, el Inca cayó de su litera y fue tomado prisionero.


MUERTE DE ATAHUALPA

Atahualpa ofreció entregar oro y plata para establecer una alianza que fue entendida por los españoles como un rescate al modo occidental. Sin embargo, el miedo de un alzamiento y el afán conquistador provocaron la decisión de ejecutar al Inca el 26 de julio de 1533. Formalmente, justificaron la muerte acusando a Atahualpa de complotar un ataque y del asesinato de su hermano Huáscar.


Los cronistas españoles dicen que fue ejecutado en el garrote (ahorcado con una soga); en cambio, el cronista Felipe Guaman Poma de Ayala ilustra el hecho como una decapitación. Luego, los españoles se dirigieron hacia la ciudad sagrada del Cuzco, a donde arribaron el 15 de noviembre de 1533.


INDEPENDENCIA DEL PERÚ

Las corrientes libertarias del siglo XVIII, que llevaron a la independencia de los Estados Unidos y precedieron la caída de la monarquía francesa, repercutieron en los países de América Latina con protestas, revueltas y rebeliones.


Fernando VII, rey de España, había logrado frenar todo intento de emancipación en las colonias. Es así que a comienzos de 1816, solo quedaban como únicos focos de agitación libertaria: las Provincias Unidas del Río de la Plata (Argentina), y la Región de los Llanos Orientales del Orinoco (Venezuela).


Fue de estos dos históricos lugares de donde partieron las dos Corrientes Libertadoras que convergieron hacia el Perú: la del Sur, al mando de Don José de San Martín (1820), y la del Norte, comandada por Don Simón Bolívar.


Buena parte de los peruanos combatieron en el batallón "Legión Peruana", en el que destacaron el General La Mar, los oficiales Ramón Castilla, Miguel de San Román y Narciso Tudela, todos ellos distinguidos por acción heroica en el campo de batalla.


EL LIBERTADOR SAN MARTÍN EN EL PERÚ

El Ejército Libertador del Perú zarpó del Puerto de Valparaiso, el 20 de agosto de 1820. La expedición constaba de 4118 hombres de las diferentes armas: caballería, infantería y artillería. Después de 18 días de navegación, el memorable 8 de setiembre de 1820, se inició el desembarco de la Expedición Libertadora en la bahía de Paracas (departamento de Ica). Seguidamente, los patriotas ocuparon Pisco, Chincha y demás haciendas inmediatas. San Martín estableció entonces su Cuartel General en Pisco.

ACTA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

San Martín ocupa Lima y reúne a Cabildo Abierto el 15 de julio de 1821. Don Manuel Pérez de Tudela, más tarde Ministro de Relaciones Exteriores, redacta el Acta de la Independencia, que fue suscrita por las personas notables de la ciudad:


«En la ciudad de Los Reyes, el quince de Julio de mil ochocientos veintiuno. Reunidos en este Excmo. Ayuntamiento los señores que lo componen, con el Excmo. e Ilmo. Señor Arzobispo de esta santa Iglesia Metropolitana, prelados de los conventos religiosos, títulos de Castilla y varios vecinos de esta Capital, con el objeto de dar cumplimiento a lo prevenido en el oficio del Excmo. Señor General en jefe del ejército Libertador del Perú, Don José de San Martín, el día de ayer, cuyo tenor se ha leído, he impuesto de su contenido reducido a que las personas de conocida probidad, luces y patriotismo que habita en esta Capital, expresen si la opinión general se halla decidida por la Independencia, cuyo voto le sirviese de norte al expresado Sr. General para proceder a la jura de ella.


Todos los Srs. concurrentes , por sí y satisfechos, de la opinión de los habitantes de la Capital, dijeron: Que la voluntad general está decidida por la Independencia del Perú de la dominación Española y de cualquiera otra extrajera y que para que se proceda a la sanción por medio del correspondiente juramento, se conteste con copia certificada de esta acta al mismo Excmo. y firmaron los Srs.: El Conde de San Isidro- Bartolomé, Arzobispo de Lima, Francisco Javier de Zárate- El Conde de la Vega de Ren- El Conde de las Lagunas-Toribio Rodríguez-Javier de Luna Pizarro-José de la Riva Aguero-El marquez de Villa fuerte...».


PROCLAMACIÓN

El 28 de julio de 1821 se reúne el Cabildo Abierto en Lima, declarando junto con el pueblo la Independencia del Perú de la dominación española y de cualquier otra dominación extranjera. Don José de San Martín proclama y jura la Independencia del Perú en la Plaza Mayor de Lima, con las siguientes palabras:


«EL PERÚ DESDE ESTE MOMENTO ES LIBRE E INDEPENDIENTE

POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS

Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE

¡VIVA LA PATRIA!

¡VIVA LA LIBERTAD!

¡VIVA LA INDEPENDENCIA!»



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