Los Andes

Ante la desidia de brindar resguardo a la sociedad por parte de la fuerza pública y una entidad local ineficiente en seguridad ciudadana, más aún cuando campea el desorden y la proliferación de bares y cantinas, es que la localidad de Juliaca hace siete años se hizo conocer como violenta e insegura, máxime cuando los efectivos policiales solamente quieren estar en unidades vehiculares en las salidas de la ciudad calcetera, donde son bien recompensados por los conductores que casi siempre tienen algún inconveniente con su documentación.

El homicidio de una pareja en su propio domicilio y posterior linchamiento a un presunto autor de los horrendos crímenes, dio la vuelta al mundo y en este gobierno ollantista que en campaña prometió severa vigilancia y lucha sin cuartel contra la delincuencia, parece que cayera en un saco sin fondo, y la cantidad de atracos a mano armada se incrementó de manera alarmante en todas las esferas y sobre todo en Juliaca donde los robos y asaltos se producen a plena luz del día, al parecer con la custodia policial a estos malhechores, porque no se puede entender que actos punitivos no merezcan una cabal investigación policial.

El uniforme policial, debería ser respetado por todos los civiles, si es que los elementos de éste cuerpo de resguardo ciudadano trabaja con equilibrio y lucha frontalmente contra el delincuente, pero si los crímenes de producen y éstos elementos no mueven un dedo para esclarecer el caso, nos daría una pista. Que un fuerte número de éstos elementos podrían estar involucrados con los facinerosos y cualquier investigación para atrapar a los delincuentes siempre tendría un resultado negativo, porque éstos tendrían a algunos elementos como campana.

Una familia destrozada, moral y económicamente, un delincuente linchado por los vecinos que a diario sufren la insania de los delincuentes, y tres homicidas prófugos son el resultado de la incursión delictiva en Juliaca, la respuesta del comando del Frente Policial Puno, es que vamos a seguir resguardando a la población, pero de planes y programas de erradicación de éstos malandrines ni una jota. El serenazgo, no es una entidad de lucha contra el delito, pero al parecer éstos elementos son los que más ponen la cara en este aspecto, porque el ciudadano ya perdió todo el respeto a la Policía, el Policía ya no es su amigo, ahora parece ser su verdugo.