Breve balance del paro del 18 y 19 de noviembre



Escribe: Feliciano Padilla | Opinión - 20 Nov 2014

La huelga tuvo motivaciones justas. El gas es necesario para Puno; sin él no podremos progresar industrialmente ni seremos capaces de satisfacer nuestras necesidades domésticas de gas a bajo precio. El gas que nos venden es muy caro, inalcanzable para los bolsillos de la mayoría del pueblo. Si el ducto llegara a Puno como estaba previsto en el proyecto primigenio estaríamos los puneños ad portas de usar gas barato y de promover el desarrollo industrial de la región. Esto por una parte. Sin embargo, hay algo más. Ollanta Humala se comprometió a traer gas a Puno. ¿Qué hicieron nuestros parlamentarios al respecto? ¿Qué hizo de positivo Mauricio Rodríguez para que el ducto llegue a Puno? Es una responsabilidad que Puno jamás perdonará. Por eso el paro fue justo y necesario.

Al no cumplirse esta promesa el pueblo tiene derecho de protestar a través de un paro de 48 horas contra el gobierno y la desidia del Presidente Regional y nuestros parlamentarios. Esto que digo es lo político, de lo técnico que hablen los técnicos; que digan que es justo que llegue o no llegue o por dónde llegue, que si es rentable o no para el Estado, que los técnicos se encarguen de estos aspectos. Mi discurso va a confirmar la justeza y necesidad del paro.

Sin embargo, por lo que sucedió en estos dos días lo primero que constatamos es que no hay dirigencia puneña con capacidad de convocar a un paro de esta naturaleza. A todas vistas se trata de dirigentes improvisados, que no conocen los roles que deben cumplir en una acción de lucha tan importante como esta. En ningún momento existió una coordinación con los sindicatos y gremios populares; no se prepararon las condiciones subjetivas mínimo-necesarias para realizar el paro. Las condiciones objetivas estaban dadas, pero, la disposición a la lucha, la organización, el fortalecimiento de las bases si es que los dirigentes que han convocado el paro tienen bases se ha incumplido en absoluto. Similar opinión nos merece que no hayan existido gremios de avanzada que garanticen el paro, ni se ha organizado los piquetes de huelga, ni se ha redactado el pliego de reclamos, cuya discusión valiente y en medio de la lucha hubiera sido de esperar.

No hubo nada de estos componentes. Y, menos una comisión ad hoc que mientras los gremios y organizaciones populares estén luchando en Puno vaya discutiendo en Lima sea en Palacio de Gobierno o en otras instancias, acerca de la extensión del ducto hacia nuestra región ¿Qué comisión? Así como se condujo la lucha, el primer día ha sido un fracaso total con todas sus consecuencias. El miércoles 19, nuestro pueblo, voluntariamente y; más por vergüenza cívica que por seguir la orientación de los seudodirigentes, ha paralizado parcialmente la ciudad. Y eso, aquí o en la Cochinchina se llama espontaneísmo y el espontaneísmo no golpea a nadie ni nada concreto. En el sindicalismo tiene poco valor. Es como la lucha del Quijote contra los molinos de viento.

Convocar o realizar un paro no es así por así. Se corre muchos riesgos. Su fracaso lleva al desánimo y frustración a las masas. En otra vez que se convoque a un paro no habrá credibilidad y habrá que trabajar el doble de la anterior vez para volver a movilizar. Los paros, las huelgas tienen sus propias leyes y principios. Alguien que no comprende estos elementos básicos no está capacitado para ser dirigente. Debe renunciar. El pueblo tendría toda la razón para exigir un cambio inmediato de estos dirigentes, por ineptos. Tampoco se descarta que sepan y si sabiendo actuaron de esta manera tan nefasta, es peor, quiere decir que actuaron conscientemente contra el pueblo, obedeciendo alguna consigna contraria a nuestros intereses. No obstante, no creo en esto último. Nos inclinamos a creer que es por desconocimiento, por ineptitud, por distanciamiento de la dirigencia respecto de los gremios y organizaciones populares, y nada más. Ahora, cabe preguntarse ¿Lima sabrá de nuestro paro? ¿En estas condiciones nuestro paro habrá servido de algo? Lo cierto es que requerimos de nuevos dirigentes, de nuevos conceptos y de nuevas estrategias.


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