Los Andes

Si sacamos una foto, o mejor digo, una instantánea de lo que ahora mismo, en este momento, en este día, acontece en nuestro país, la primera impresión que usted tendría al ver la foto seguro sería “más de lo mismo�; pero de otorgarle más atención al sucedáneo peruano a diferencia de lo que pasaba antes, algo más de lo mismo está participando en nuestras vidas, pero más seguido, más intenso, más preocupante, y lo que sí es más de lo mismo y casi nada a la vez, es lo que hace el Estado acerca de la violencia, lo primero que siempre salta a la vista.

Las mafias Oropeza, Belaúnde y Orellana, casos no resueltos y sin vistos de claridad; asesinos y bandas jugando en el patio de las calles de los limeños con balas de verdad, los atropellos de los alcaldes, impunes, improvisados, inverosímiles; los próximos candidatos a la presidencia son los mismos que la otra vez, la justicia está de vacaciones en la sala de espera del lobby del Congreso.

La crisis política en Islay ha llegado a su cenit con un muerto y casi medio centenar de heridos. Los excesos de la Policía, el apetito de los pro-mineros, una prensa prestada que hace lo mismo que un sicario, y los agricultores que están optando por la protesta violenta como respuesta a la frustración por el oído sordo del colectivo social, del falso “te escucho y te entiendo� del político y del empresario y del miedo a perder su sustento (13000 hectáreas de cultivo en el Valle del Tambo).

Los 30 mil litros de leche que se producían diariamente se han ido por las acequias, las pérdidas en soles superan decenas de millones, 6000 hectáreas de arroz están a punto de perderse por decisión misma de los agricultores. El gobierno entonces debe retirarse y replantear su política y contratar analistas profesionales, la minera debe hacer lo mismo pero antes, ojalá -pero no sucederá-, indemnice por los daños y pérdidas causados y los dueños de las tierras amenazadas deben regresar a casa y a sus chacras a seguir haciendo lo que saben hacer. Alimentarnos todos los días, pues.

Honestamente espero que este conflicto esté llegando a su fin; los peruanos no debemos estar enfrentados, espero que el gobierno se haya dado cuenta que no puede administrar ni garantizar justicia, seguridad ni desarrollo sostenible. Tía María sólo es un ejemplo de su ineficacia. Cuando todo te sale mal, es momento de reflexionar y pensar que tus ideas o métodos son errados.

La minera, estoy seguro, ya despidió a más de un vocero y a todo el equipo de relaciones comunitarias, pero ellos no tienen la culpa de nada; pretender imponerse sobre la razón, el diálogo y el comercio justo, a los que por derecho de vida les corresponde la decisión sobre la zona de influencia de la explotación, es buscarle 6 pies al gato. Se han perdido 1300 millones de dólares de inversión, sí, miles de puestos de trabajo, ok; recuperación macro económica y crecimiento del PBI, ya; pero ¿a qué costo?

Los agricultores confundidos y estafados, muchas veces por sus propios líderes, no pueden confiar en nadie, no son tontos tampoco porque esto tiene cola histórica -lo de ser caudillo y luego cobrarle a la empresa minera es desde siempre-, entonces sólo les queda defender su tierra, lo que les da de comer, defienden el único oficio que los nombra y en lo que son sabios por generaciones, defienden sin querer o indirectamente a la naturaleza y a los productos que nacen y se benefician de ella, que luego estarán en la mesa de miles de peruanos.