Nuestra democracia está en peligro


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Escribe: Los Andes | Política - 06 Mar 2016


“La actual coyuntura política se va pareciendo, poco a poco, a la coyuntura previa del autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992; en ambas ocasiones hay un manifiesto desprestigio del sistema democrático, de los partidos políticos, del Congreso de la República y de sus integrantes, además de la ya endémica desconfianza en el Poder Judicial.

Ambos Presidentes de la República, en ejercicio, no tienen un partido político sólido que respalde su gestión, las alianzas políticas no son fuertes por las mutuas desconfianzas, y no hacen esfuerzos significativos por construir sus partidos, ni tampoco hacen mucho por resolver las contradicciones.

Ollanta Humala, ante el temor de una crisis parecida a la que sacó de la Presidencia de la República del Ecuador, a Lucio Gutiérrez, puede caer en la tentación de un autogolpe; el otro camino es construir una democracia sostenida por partidos políticos fuertes, donde la política sea un quehacer colectivo y democrático”.

La actual coyuntura política electoral, a 34 días de las elecciones generales, presidenciales y congresales, programadas para el 10 de abril del 2016, es anómala, con irregularidades, imprecisiones; aún no se conoce quiénes serán los candidatos presidenciales que competirán, pues está pendiente resolver si César Acuña Peralta y Julio Guzmán serán o no candidatos, mientras que un alto número de candidatos al Congreso de la República están en una situación semejante, estando pendiente el periodo de tachas.

Los protagonistas no son los candidatos, mucho menos sus propuestas políticas; los protagonistas son las resoluciones y declaraciones del Jurado Nacional de Elecciones y sus órganos regionales.

Los procesos electorales, protegidos por la Constitución Política del Perú, según el artículo 117 de esta, dice:

“El Presidente de la República solo puede ser acusado durante su periodo, por... impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias... por impedir su reunión o funcionamiento... del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral”.

El deterioro creciente de la situación política, nos lleva a evaluar alternativas, ilegales, anti constitucionales, como la postergación de las elecciones, alargando el periodo constitucional del Presidente y del Congreso de la República, violando los artículos 90 y 112 de la Constitución que fija que el periodo congresal y presidencial en cinco años.

La posibilidad de un golpe de Estado por parte de la cúpula de mandos militares es improbable; la de un Gobierno Transitorio, similar a la que lideró el presidente Valentín Paniagua Curazao, elegido por su condición de Presidente del Congreso de la República, entre el 22 de noviembre del 2000 al 28 de julio del 2001.

Estas especulaciones nos llevan a analizar a los eventuales interesados en romper el orden constitucional, empezando por los candidatos con pocas posibilidades, quienes especularían mejorar como candidatos a la Presidencia de la República, problemas legales, de actuales mandatarios del país, con denuncias de dineros de orígenes oscuros.

La crisis política de partidos políticos débiles se profundizó por la demolición y destrucción de la sociedad civil implementada por Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, entre 1990 y el 2000.

El escenario previo al autogolpe de Estado de 1992, fue un profundo desprestigio del sistema democrático y sus instituciones, poderes del Estado, Congreso de la República, Poder Judicial, partidos y personajes políticos. Este desprestigio fue cuidadosamente planificado por una cúpula, encabezada por Vladimiro Montesinos, que controlaba al Servicio Nacional de Inteligencia.

El Presidente de la República, Ollanta Humala, no cree en partidos políticos, al igual que tampoco creían Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, quienes no han hecho ningún esfuerzo para construir las estructuras de sus partidos; la mayoría no conocen a su Secretario General, quiénes integran sus direcciones, solo conocemos los nombres de Nadine Heredia y Ollanta Humala, como antes Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, como las únicas personas que deciden en sus partidos.

La actual coyuntura política se va pareciendo, poco a poco, a la coyuntura previa del autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992; en ambas ocasiones, los presidentes de la República no tienen un partido político sólido que respalde su gestión.

Para descartar estas especulaciones y fantasmas, el Jurado Nacional de Elecciones debe acelerar sus decisiones para dar paso a debates políticos, sobre propuestas programáticas y no seguir en incertidumbres. (Alberto Quintanilla Chacón)


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