Perú, la patria que se vende: política extractivista


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Escribe: Los Andes | Política - 28 Jul 2016


Decir que el Perú es una patria que se vende puede resultar grosero para una autoridad política cualquiera, principalmente por su desnudez retórica, pero no puede ser desmentida ni ignorada de plano. La política extractivista con la que nuestro país se maneja, en efecto, deja notar que es así, que nos “vendemos” en desmedro de cientos de comunidades campesinas donde hay actividades de exploración o explotación minera.

Consultado al respecto, el desde hoy ministro de Economía, Alfredo Thorne, dijo hace menos de un año: “La propuesta es el diálogo. Sin embargo, más importante aún es el gasto social, que debe ir por delante del proyecto minero. El gobierno se debe ocupar de los beneficios no solo para las poblaciones directamente relacionadas al proyecto, sino también para todas las comunidades aledañas, como agua, carreteras, postas y colegios. Este gasto se ejecutaría incluso antes de que las regiones reciban el canon”.

Esto, por supuesto, sobre cómo afrontar los conflictos sociales ante un proyecto minero cualquiera. Palabras que, hay que decirlo, van un poco a la zaga de su pensamiento general, pues cree que la economía peruana está débil y vulnerable, y –en el mismo marco– que el “efecto de la producción de cobre solo nos durará hasta 2017”, según reveló hace unos días.

¿Qué significa esto para él, en líneas generales? “Que hoy tenemos solo una gran fuente de crecimiento: la minería, que aporta 2% al PBI. El resto está casi parado. La inversión privada viene cayendo hace dos años seguidos. Los proyectos Las Bambas y Cerro Verde aportarán una producción de cobre de 40%, más de 2% del PBI. Y el 2017 tenemos una caída del cobre de 15%. En el 2018 cae más. La inversión minera está cayendo…”.

Pese a ello, su perspectiva es clara para el próximo quinquenio, pues no se trata de decirle, sin más, adiós al crecimiento del PBI, sino que se deben generar fuentes de crecimiento alternas; de lo contrario, afirma, “tendríamos un crecimiento muy bajo en el 2017 y 2018”. Y agrega: “Si en el 2017 logramos nuestra meta de formalización, equivale a dos puntos de crecimiento. El destrabe de proyectos, la reforma de Proinversión y la simplificación tributaria nos permitirán crecer el 2017 a 4.5% y el 2018 al 5%.%u201D

PERÚ, SUPERPOTENCIA MINERA

Para el presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), Carlos Gálvez, el Perú puede ser una superpotencia minera si los campesinos dan su apoyo a la inversión privada. “El nuevo presidente (Pedro Pablo Kuczynski) tiene que mostrar liderazgo, algo que hasta ahora ha faltado”, opinó, dejando entrever que la tarea no será nada fácil.

Actualmente la minería representa la mitad de las exportaciones de Perú, habiendo sido la “década de oro de la industria para las inversiones” la que contribuyó a aumentar los ingresos y reducir la deuda pública. Como consecuencia de ello, nuestro país está desafiando la posición de Chile de principal proveedor de cobre de China, con una cuota del 28% en los primeros cuatro meses del año, según Bloomberg Intelligence.

No obstante ello, hay un largo camino por recorrer en este aspecto. Especialmente por la resistencia de las comunidades, que detienen proyectos de minería por un valor de 22 mil millones de dólares, según el Banco Central, y donde ninguna mina grande inició construcciones desde el 2012.

¿Vender la patria (o, dicho de otro modo, permitir las inversiones mineras) ayudaría en el desarrollo del país en el largo plazo? O, como alegan muchos, ¿permitir la explotación de los recursos naturales no renovables (lo que, con el paso de los años, sería de mayor perjuicio), nos sumirá en un estado de remediación continua?

HISTORIA RECIENTE

Sumarse tarde al auge de la minería ayudó al Perú a eludir el congelamiento mundial de las inversiones, originado en la caída de los precios. Empero, la llegada de proyectos se está agotando y la posibilidad del país de ser una superpotencia del cobre (como el vecino Chile) en gran medida depende de la sintonía del próximo presidente con comunidades de las zonas productoras, según Bloomberg Intelligence.

En su gestión, el presidente saliente, Ollanta Humala, favoreció un aumento de las inversiones y la producción y la empresa china MMG Ltd. y Freeport-McMoRAn Inc. iniciaron nuevos emprendimientos; otras compañías como Southern Copper Corp. y Newmont Mining Corp. archivaron proyectos ante un rechazo de las comunidades que desembocó en violentas protestas.

Asimismo, según Carlos Gálvez, presidente de la SNMPE, los proyectos de compañías como Glencore Plc, Freeport y Chinalco Mining Corp. International llevaron las inversiones a un récord de 9 mil 700 millones de dólares en el 2013 e impulsaron un aumento de la producción de cobre en los últimos meses. Este año las inversiones llegarán a unos 4 mil 500 millones de dólares y a no más de 2 mil 500 millones de dólares el año que viene, y podrían caer a mil millones en el 2018, si la situación no mejora.

“Sería un insulto pasar de casi 10 mil millones de dólares de inversiones a mil millones de dólares, pero eso es lo que sucederá si las compañías no consiguen permisos y la licencia social para los nuevos proyectos”, mencionó.

Nuestro país, es preciso mencionarlo, cuenta con todos los elementos necesarios para tener una industria minera exitosa, entre ellos potencial geológico, costos bajos, agua y energía; y lo que es más: los minerales son mucho más ricos que en el vecino Chile.

Por eso, para César Pérez-Novoa, co-responsable de investigación de BTG Pactual para América Latina, en el caso peruano, “habrá que sentarse de nuevo y empezar a hablar con quienes representen a una comunidad o con toda la comunidad, cueste lo que cueste (…) Hay que hablar con ellos sobre lo que necesitan y de cómo mejoraría su vida con las regalías y el canon minero”.

LO QUE SE PODRÍA VENDER

Según reveló hace poco el presidente de la SNMPE, Carlos Gálvez, existe una cartera minera por 25 mil millones de dólares en el país que podría activarse con mayor diálogo con las comunidades en las zonas de influencia. “En minería hay casi 60 mil millones de dólares en proyectos mineros y de dicho total, 25 mil millones podrían ponerse en camino con mayor diálogo”, señaló.

Enseguida mencionó: “El portafolio minero es relevante. Tenemos proyectos como la ampliación de Toquepala y Cuajone, además de avanzar Quellaveco, La Granja, Chancas, Tía María, entre otros”. En el caso de Conga, dijo que dentro de los próximos cinco años habría que analizar cómo vienen las condiciones del mercado y el precio del oro, luego de haber invertido mil 500 millones de dólares.

De igual forma, comentó que los proyectos mineros de mediano tamaño deberían tener prioridad antes que los de gran envergadura. “Uno de estos proyectos medianos tiene que ver con la ampliación de Toquepala”, indicó, añadiendo que la cartera de inversión estimada en proyectos mineros en el Perú asciende a 58 mil 346 millones de dólares.

De este total, el 40.9% corresponde a proyectos mineros con Estudios de Impacto Ambiental (EIA) aprobados; 40.7%, a inversiones en exploración; 16.9%, a ampliaciones de proyectos operativos, y 1.5% a proyectos con estudios de EIA presentados, según CoperAcción.

LO QUE SE VIENE

Según señaló Thorne, nuestra economía se halla débil y vulnerable, debido a que gran parte del crecimiento proviene del sector minero y no de la demanda interna; por ello, se han planteado tres importantes objetivos en la actual gestión: crear tres millones de empleos, precios más bajos para la población y la formalización de más trabajadores.

“Necesitamos generar fuentes de crecimiento que no estén atadas al ciclo de las materias primas. Creo que uno de los grandes problemas que vamos a tener es el escenario internacional”, indicó.

Pese a ello, indicó que “Tía María sí puede sacarse adelante, pero requiere una negociación entre las partes”, en tanto que Conga no podrá ser activada por los precios; “está parado por el mercado”, dijo.

Y añadió: “(El Premier) Fernando Zavala está creando un marco para las negociaciones sociales. No señalaremos qué proyectos se impulsarán, damos un marco para estos. Hay 60 mil millones de dólares en proyectos mineros atracados; si logramos destrabar la mitad es un éxito”.

Pero, ¿cómo harán para levantar la alicaída inversión privada? Aunque Thorne no respondió con datos específicos, dijo que lo harán “con cosas concretas, las medidas que proponemos serán una buena señal. Ya hay un repunte del índice de confianza del BCR”.

El año pasado, preguntado por la política minera del gobierno de Kuczynski, sostuvo: “Hay que proteger el desarrollo de la agricultura rural brindando a la población acceso a comunicaciones, buenas carreteras y ayuda para que saquen sus productos, pues es un mercado que no funciona”.

Y añadió: “El Estado solo se debe preocupar por proteger comunidades y medio ambiente, no por destinar ciertas zonas a actividades económicas. Este proceso lo definen la competencia y la búsqueda de rentabilidad”.

NUESTRO PAÍS

El Perú, como todos sabemos, es uno de los pocos países ricos en diversidad de recursos naturales renovables (vegetación, agua, etc.), no renovables (minerales metálicos y no metálicos), naturales energéticos (gas natural, petróleo, carbón, etc.), semi-renovables y naturales no renovables, por lo que es natural que sea atractivo para las empresas privadas.

Asimismo, de acuerdo a recientes publicaciones al respecto, los recursos naturales explotados a diestra y siniestra, como está ocurriendo en el Perú, se agotarán en un lapso de tiempo de entre 20 a 50 años, causando graves efectos secundarios negativos, fruto de la contaminación de los recursos renovables que, para ese tiempo, se verán afectados.

De otra parte, es preciso indicar que nuestro país se ha caracterizado, desde siempre, por políticas económicas de soluciones “inmediatistas”, si cabe el término. Un claro ejemplo de ello, y malo, es la denominada “Era del Guano”, que se dio entre la década de 1840 y la de 1870, durante la cual la exportación del guano de las islas de la costa transformaron la economía y la política nacional.

Tras ese periodo de oro, se declaró la bancarrota financiera del Perú ante la imposibilidad de conseguir nuevos préstamos y asumir el pago de los anteriores. Esto llevó al civilismo a monopolizar y nacionalizar el salitre de Tarapacá, tampoco con algún resultado positivo.

Este sombrío panorama no solo originó la quiebra de los bancos de la época, sino la virtual ruina de la agricultura, la minería y el comercio. La creación de nuevos impuestos y la emisión monetaria no pudieron maquillar una crisis que hacia 1879, año que estalló la guerra con Chile, se volvía cada vez más agobiante.

Eso mismo parece que ocurrirá con nuestros recursos no renovables (cobre, estaño, plata, oro, etc.), tal cual van las cosas en la actualidad. En consecuencia, es preciso tener políticas económicas eficientes y acordes a nuestra realidad, con visión de futuro y decididamente benefactoras de las poblaciones más vulnerables, en especial si es en sus jurisdicciones donde se hacen las labores de exploración o explotación minera.

NUESTROS VECINOS

Es significativo cómo los países que tienen pocos recursos naturales o incluso carecen de ellos, como Finlandia, Corea del Sur, Singapur e Israel, son los que mejor educación dan a su población. Ellos tienen la idea de que hay que “vivir del conocimiento”, por lo que su economía gira en torno a ella.

Ejemplos de ello, en Latinoamérica, son Ecuador y Chile, países en donde las políticas económicas, sociales, etc., se proyectan al mundo. Basta mencionar, para graficar esto, que nosotros tenemos como segunda lengua oficial al quechua, en tanto que la de Chile es el inglés. Tal vez ello contribuyó a que, pese a sus escasos recursos, los sureños estén por encima de nosotros, económicamente hablando.

Si bien la economía del Perú tuvo un crecimiento significativo en los últimos años, pese a la crisis a la cual ingresó la economía de los Estados Unidos y China, este crecimiento tuvo que ver con la explotación de los recursos naturales no renovables; la actividad más fácil que se puede hacer a falta de una economía propia.


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