Los Andes

En las últimas semanas se han producido una serie de eventos meteorológicos, como lluvias inusuales en Lima, Tumbes, Cajamarca y en el resto de la costa peruana; huaicos en Moquegua, Arequipa, Chosica; granizadas en Juliaca, etc.

Han surgido voces pidiendo que se declaren en situación de emergencia diversas regiones, provincias o localidades del país, lo que significa que se puedan hacer gastos e inversiones con rapidez, dejando de lado una serie de controles y previsiones para que no se cometan actos de corrupción en el manejo del erario nacional.

Los huaicos en Chosica han causado desgracias, como la muerte de nueve ciudadanos, entre ellos la hija de un alcalde; asimismo, el derrumbe de decenas de viviendas, pérdidas de vehículos y otros bienes materiales.

En el 2013, se produjeron inundaciones en Arequipa, como la inundación del mercado El Palomar, con el trágico saldo de seis vidas humanas, y bastantes daños materiales.

La mayoría de las desgracias que se producen por el exceso de lluvias, granizadas, inundaciones, como las de 1986; las sequías que se produjeron en 1982 y 1983, en el altiplano y que perjudicaron particularmente a Puno y Juliaca, son el resultado de la forma irresponsable de cómo se manejan estas contingencias.

La mayoría de las desgracias, que nos lamentamos, se producen porque hemos ocupado áreas que son parte de los cauces de ríos, de expansión de lagunas, o lagos como el Titicaca.

El lago Titicaca tiene una elevación de su superficie en 3,812 metros sobre el nivel de mar, nivel que en los últimos años ha oscilado entre 3,810 a 3,811 metros. Los que tenemos edades entre 50 a 70 años, recordamos cómo el Lago Titicaca llegaba hasta la Avenida Simón Bolívar, y que el nivel llegaba hasta unos 50 centímetros del puerto de Puno, que incluso se apreciaba bancos de peces pequeños, ispis y carachis, desde el espigón del Puerto de Puno.

Podemos decir que la gran mayoría de las desgracias que se producen porque los humanos hemos construido en zonas que son parte de los cauces de ríos, o de los lechos de lagos y lagunas, de los cuales se retiran las aguas solo en forma temporal, y que tarde o temprano volverán a ser ocupadas por las aguas, que son parte de la naturaleza.

Es nuestra soberbia, el menospreciar a la naturaleza y pensar que la obra humana la puede someter en forma definitiva y eterna, cuando la realidad nos dice que los periodos y lo cambios de la naturaleza, si bien en el largo plazo, en decenas, cientos o miles de años, existen tendencias como que el lago Titicaca seguirá bajando de nivel, porque la Cordillera de los Andes seguirá creciendo, o que el Sol es una estrella que se apagará, que se están deshelando los nevados y los polos de la tierra.

Es también cierto que estos procesos de variaciones climáticas tienen ciclos en los cuales se combina periodos de excesos de lluvias, como de sequías, ciclos que pueden ser de decenas, veintenas o cientos de años.

Mientras tanto, es bastante probable que el Titicaca, por ejemplo, recupere los 3,812 en su nivel de altura de su superficie, volviendo a llegar hasta las inmediaciones de la Avenida Bolívar, donde nunca debió permitirse se construyan viviendas u otros edificios.

Igual ocurrirá con los cauces de las torrenteras de Arequipa, en Chosica, o en cualquier otra construcción, en las cuales hayamos edificado sin respetar los mínimos criterios de convivencia o de seguridad.

Recordemos que legalmente está prohibido construir o edificar en áreas de hasta 50 metros del nivel más alto de lagos lechos de lagunas y lagos, o a 50 metros de distancia del nivel más alto de los ríos.

Juliaca es susceptible de que se inunde, ya que no se han respetado las lagunas temporales, que se formaban en épocas de lluvia, se han construido en los cauces de los canales de evacuación de aguas pluviales, que sobre los canales naturales antes se construyeron canales de evacuación y que más tarde han sido rellenados o se han construido sobre ellos.

Así como en Chosica el agua recupera su cauce mediante los huaicos, en Puno y Juliaca el Lago Titicaca puede recuperar su lecho mediante inundaciones.

Debemos corregir algunos errores e improvisaciones si no queremos lamentarnos y terminar pidiendo que se declaren los estados de emergencia, que solo reflejan la irresponsabilidad con que nos manejamos.