Los Andes

Su belleza más íntima se descubrió merced a una brisa peculiar. Sus blancas y firmes piernas, cubiertas someramente con el elegantísimo vestido que llevó para la ocasión, se vieron eventualmente expuestas ante las cámaras fotográficas, que no dudaron un instante en captarlas.

Esa fue la suerte de la bellísima modelo Behati Prinsloo, en una ceremonia de Tommy Hilfiger a la que fue invitada, el fin de semana pasado. Aparentemente, ella pasó mucho tiempo escogiendo el vestido que llevaría en esa gala, sin presagiar todo lo que le ocurriría en la misma.

La despampanante joven de 25 años, nacida en Namibia, lució en el evento un vestido muy elegante que, valgan verdades, no era especialmente corto: la falda terminaba por encima de sus rodillas, aunque era algo vaporoso. Como fuera, ella se veía delicada y esplendorosa. Brillaba.

No obstante, pecó de confiada. Prinsloo, seguramente, ignoró el viento que hacía. De esa forma, se presentó en la gala y, como todas las modelos, recorrió la alfombra roja de los invitados. Ocurrió en ese momento. El viento sopló inesperadamente y dejó al descubierto su trasero.