Los Andes

En los últimos años la universidad pública ha sufrido los efectos de una política de liquidación por parte del Estado, la que no solo se manifestó en el exiguo presupuesto que le asigna, sino que se complementó con una acción mucho más devastadora de carácter moral, tal como es su perversa campaña de desprestigio. La sociedad civil está cansada de escuchar de boca de Alan García y sus adlátares frases denigrantes que se sintetizan en: “La universidad estatal es mediocre; que es necesario evaluar a los docentes para que tengan la valía de los docentes que laboran en las universidades privadas; que los profesionales de las universidades estatales requieren actualizarse mínimamente, etcétera, etcétera. Analizaremos estas tres “aseveraciones presidenciales�.

La mediocridad de las universidades, de manera objetiva, solo puede ser refrendada por los organismos de medición o evaluación acreditadas por la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) con conocimiento de causa o las instituciones académicas internacionales constituidas para el caso. Hasta la fecha se conoce dos evaluaciones del sistema universitario peruano. La primera, presidida por el Dr. Piscoya, estableció el siguiente ranking: Primer lugar, Universidad Nacional de San Marcos; segundo lugar, La Universidad Cayetano Heredia; tercer lugar, Pontificia Universidad Católica del Perú; cuarto lugar, Universidad Agraria; quinto lugar, Universidad Nacional del Altiplano y …siguen más universidades estatales que privadas. La segunda evaluación publicada en el 2009 daba el primer lugar a la Pontificia Universidad Católica del Perú; segundo lugar, Universidad Nacional Mayor de San Marcos; tercer lugar, Universidad Cayetano Heredia; cuarto lugar, Universidad Nacional de Ingeniería; quinto lugar, Universidad Agraria. Y siguen la Villarreal, la de Trujillo, Garcilaso, San Martín, etc. En esta última evaluación la Universidad Nacional del Altiplano aparece en el décimo primer lugar de “92 universidades: 56 privadas y 36 estatales� (www.universia.peru: 27-11-2009).

Respecto de la evaluación, los mismos docentes de las universidades públicas, han solicitado ser evaluados. Los profesores de la Universidad Nacional del Altiplano también lo exigió, y di cuenta de ello en un artículo de Los Andes Finalmente, sobre el otro argumento, digo que ninguna actualización es suficiente, Al respecto debemos recordar que la UNA cuenta con profesionales que tienen post grados (sea de magister o de doctor) en un 90%.

Por estas razones y porque la producción intelectual, la investigación científica y las revistas indexadas están vinculadas mayormente a la universidad pública, con excepción de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Cayetano Heredia, cuya actividad académica, científica y de proyección social son reconocidas por el país y el extranjero, se debe remarcar que las universidades estatales, con las limitaciones presupuestarias y dificultades académicas brindan a la sociedad una formación de calidad. ¿Y dónde andan tantas universidades privadas de nombres rimbombantes y de aparente prestigio? Puro marketing, pura imagen televisada. Exceptuando a la PUCP y la Cayetano, se observa que hay unas tres más donde se preparan profesionales tecnócratas para la empresa y la administración del poder del Estado; es decir, para las carteras ministeriales y las empresas ligadas directamente a la economía de mercado, que el gobierno aplica a pie juntillas en cumplimiento de las políticas establecidas por el BM y FMI.

¿Entonces, por qué esta acción nefasta contra las universidades públicas? Sin duda, se prepara opinión favorable para la privatización y eliminación de la educación del pueblo. Estamos en una economía de mercado en la que todo se convierte en mercancía que se compra y se vende al mejor postor. Las empresas transnacionales, dada las grandes facilidades que les otorga el Apra, esperan su turno para intervenir en los servicios de turismo, comercio, salud, educación, etcétera, tal como se han convertido en propietarias de nuestros recursos naturales. Por eso la privatización del servicio educativo universitario se encuentra en proceso. Actualmente, el Estado solo asigna el 56% del presupuesto que la universidad estatal requiere para sobrevivir. El 44% restante, lo solventa con sus recursos directamente recaudados (RDR). El Dr. Carranza, ministro de economía renunciante, manifestó hace un mes aproximadamente, “que los estudiantes de las universidades estatales deben pagar pensiones de enseñanza para aumentar los sueldos de sus docentes que son irrisorios� Bueno, por lo menos lo reconoce; pero, lo que está mal es que diga que los estudiantes paguen derechos de enseñanza de acuerdo a una categorización.

El presupuesto para la universidad pública es cada vez menor, por una parte y; por otra, se ha establecido por ley organismos como el SINEACE y la Asamblea Nacional de Rectores que rigen la vida universitaria del país, con rectores y profesionales vinculados a las universidades privadas, ya que las asambleas se constituyen con 92 rectores y en las que las universidades públicas constituyen una minoría. Así, ya podemos explicarnos por qué se crean tantas universidades privadas y filiales de estas universidades en el país y por qué la formación profesional se ha convertido en una mercancía que se vende como cualquier chuchería, donde un puñado de comerciantes y políticos apristas se enriquecen. Se dice que la ANR solo coordina, pero eso es falso, porque hasta que no se consolide el SINEACE, la ANR constituida, en mayoría, por los rectores de las universidades privadas, interviene directamente en la vida universitaria del país. Para maquillar un poco esta realidad, abusiva, a veces, eligen a algún rector o rectora representante de la universidad estatal en la dirección de la ANR. Por ejemplo, la rectora de la UNA es vicepresidenta de la ANR, pero para asumir la presidencia debe esperar que el presidente de la ANR, doctor Iván Rodríguez esté enfermo o se muera, cosa que no deseo porque es amigo de Puno.

La universidad peruana se encuentra en crisis. La política de economía de mercado que se aplica en el país lo ha llevado a esta situación lamentable. Es su causa principal, pero, se añaden a esta, la falta de un plan estratégico de desarrollo universitario ligado al desarrollo del país, la asignación de un presupuesto deficitario que no permite cumplir óptimamente las actividades académicas y; menos la investigación y la extensión del conocimiento científico y humanístico hacia la sociedad. No existe inversión en educación e investigación. El gobierno sabe que el desarrollo del país solo puede sostenerse en la educación y, particularmente en la investigación. Lo demás es demagogia.

Por otra parte, sería una idiotez compararnos con universidades de USA, Shangai o Europa, porque ellos tienen otra realidad. Para ser como esas universidades tendríamos que dejar sin presupuesto a las Fuerzas Armadas, la salud y la educación juntos y, ni así alcanzaríamos el nivel de aquellas. Sólo para que se sepa informamos que entre las mejores 500 universidades del mundo solo aparecen 5 universidades latinoamericanas; las de Brasil, una de México y otra de Argentina, pero entre las mejores 300, ninguna universidad latinoamericana. Las noticias de la Red dan cuenta que, últimamente, la Pontificia Universidad Católica del Perú y dos universidades chilenas, han ingresado entre las mejores 500.

No obstante la crisis estructural que sufre la universidad peruana y las limitaciones señaladas, la universidad pública, como lo han demostrado las dos evaluaciones universitarias realizadas está mejor posicionada que muchas universidades privadas. La universidad pública está representada por la Universidad Mayor de San Marcos, que debe constituirse en el espejo donde deben mirarse las universidades estatales para seguir su ejemplo.

Salgo en defensa de la universidad pública no solo porque trabajo en la Universidad Nacional del Altiplano, sino por los argumentos vertidos líneas arriba y porque la mayoría de buenos profesionales de Puno han sido formados por una universidad estatal. Es cierto que tenemos carencias y limitaciones. Es posible que, como en toda institución, tengamos docentes buenos y malos, pero, por una minoría no se puede desprestigiar una universidad como la nuestra. Falta mucho por hacer, sobre todo a nivel de post grado. Es necesario que nuestros académicos se dediquen más a investigar y a la producción intelectual. Los grados de maestros y de doctores no pueden ser tomados solo como actualizaciones, sino, como una oportunidad para acceder a la vida académica y competir con sus pares del país, de igual a igual. Por eso, es pertinente muchos de los conceptos de la crítica del profesor de la UNA Elan Vera, expuestos en un artículo de Los Andes, sin embargo, todo es perfectible, podemos superar, con su apoyo, sus observaciones.

Otro problema del sistema universitario es la composición de la ANR, altamente favorable a los intereses de las universidades privadas. La política privatizadora del gobierno se ejecuta a través de las decisiones de la ANR. Es lamentable decirlo, pero, los niveles de comercialización de la formación profesional tanto a nivel de pre grado como de post grado es responsabilidad de la ANR. Los escándalos y la corrupción que el país ha observado en las últimas semanas es motivo más que suficiente para una reestructuración radical de este organismo universitario. No se trata solo de las noticias que se ha recibido con relación a la Universidad Alas Peruanas y su vinculación con congresistas del APRA y los miembros de la alta magistratura que respaldan, gracias a “favores recibidos�, un funcionamiento irregular de estas universidades, sino, de la crisis de todo el sistema. Por ejemplo, las extensiones de las universidades fuera de su ámbito territorial están amparadas por las normas. La UNA las ha tenido en Arequipa y en las provincias de la Región Puno; pero filiales es bastante discutible. Por eso, si no se logra una reestructuración en la composición de la Asamblea Nacional de Rectores, se debe trabajar por la constitución de una ANR de universidades estatales.

Ojalá que la población puneña y, principalmente, nuestros periodistas, comprendan la problemática universitaria, así, de manera amplia y dialéctica. No nos perdamos en las ramas ni caigamos tan fácilmente en la prédica del gobierno. Por el contrario es deber moral de todo ciudadano defender la universidad estatal, porque es un derecho establecido por la Constitución para la formación de nuestros hijos y de las futuras generaciones; porque la universidad pública es seria y buena en calidad ya que en su seno se crea el conocimiento científico y la producción intelectual más importante del país. Por eso siento orgullo de haberme formado en una universidad pública y de trabajar en ella. Puno debe sentirse orgulloso de contar con una universidad estatal, sin perjuicio de señalar sus deficiencias y limitaciones cuando haya que hacerlo.