El ritual del cuerpo cerrado, también llamado ‘kura’ o cura, se practica usualmente cada año en Viernes Santo, previo a la fiesta cristiana de la Pascua, en los templos de todo Brasil.
Las Curas son incisiones que realizan en el cuerpo del novato ya iniciado en Candomblé, en parte representan el símbolo de cada tribu, como símbolo de cada templo, pero estas tienen el objetivo de cerrar el cuerpo del iniciado para protegerlo de todo tipo de influencias negativas.
Con este fin, realizan las incisiones (lo que llamamos “cortaduras”) y dentro de las mismas se coloca un polvo, que sirve para proteger al iniciado. Este consiste en una mezcla de varias plantas y substancias, pero el tipo que se emplea para las Curas también contiene las hierbas específicas para la deidad del iniciado que recibe la aplicación.
Por otro lado, en la religión Umbanda generalmente se emplean métodos menos invasivos para “cerrar” el cuerpo. En lugar de hacer incisiones, el líder del templo utilizará una mezcla de hierbas y otros ingredientes para hacer cuidadosamente el símbolo de la cruz en diferentes partes del cuerpo de la persona que se somete a este ritual.
Los ingredientes varían. Según el blog Sete Porteiras, los elementos que se utilizan comúnmente son llaves, tiza blanca, hierbas, aceite de oliva, cadenas, amuletos, plegarias, velas, agua, conchas, cadenas de acero y ajo. Cada líder de templo tendrá su manera particular de manipular elementos físicos hechos para obtener la protección astral.
Los afrobrasileños no fueron los únicos que practicaban la ceremonia para cerrar el cuerpo. Los campesinos residentes de origen portugués, quienes serían denominados como Sertanejos – similar a un vaquero estadounidense – también lo adoptaron.
Luis Carlos Mendes Santiago, autor de la tesis titulada “O Mandonismo do Sertão” (Despotismo del Sertão), describe varios métodos y ceremonias que se practican para cerrar el cuerpo en el Sertão. Estas, a veces, van más allá de simples plegarias. Por ejemplo, el rito descrito por la afamada antropóloga brasileña Câmara Cascudo consiste en que la persona debe permanecer de pie, con su pie derecho encima del izquierdo, dentro de una cubeta de agua, mientras recibe gestos con la mano hechos con una llave. En otro, una monja cose el pan sacramental – considerado como el cuerpo de Cristo – debajo de la piel de la persona, mientras realizan plegarias y movimientos ceremoniales.
El blog Lampião Aceso describe sus creencias en la era del vandalismo nómada:
…comúnmente se creía que aquellos que conocían alguna plegaria para cerrar el cuerpo, y que tomaban sus precauciones, estaban protegidos contra las enfermedades y las balas mortales de sus enemigos. Lampião y su pandilla recitaban esas plegarias a diario. El líder de los bandidos creía que el poder de la fe era suficiente para protegerlos de los peligros inherentes del Sertão […]. Otro guerrero, siglos antes, se transformó en un símbolo de protección divina: San Jorge, que corresponde, en mitología, al Orixá de ejércitos y guerreros. […] Lampião no solo incluía en su plegaria de cuerpo cerrado algunos elementos de la oración de San Jorge, sino que también la vasta esencia religiosa del pueblo de las tierras remotas.
Además de recitar plegarias de protección, él también era conocido entre colegas y enemigos por su habilidad de ver “más allá”. Asimismo, sus enemigos en Forças Volantes – soldados que fueron contratados para combatir a los bandidos – también tomaban el significado de sus propios sueños a pecho. En el libro “Lampião: Senhor do Sertão” (Lampião: maestro del Sertão), la autora Elise Grunspan-Jasmin brinda una explicación detallada:
Lampião no solo poseía el don de interpretar las señales que auguraban la buena fortuna, peligro o mala suerte. Se dice que fue excepcional pues tenía la intuición de un clarividente y, según algunos de sus compañeros, un sexto sentido: él ‘vio’ lo que sus enemigos trataban de ocultar y también lo que nadie era capaz de ‘ver’.
Pese a que rezaba diariamente, Lampião, quien se tuvo que haber considerado invencible durante su reino de 16 años como el principal forajido de Brasil, al final fue traicionado y murió a manos de las tropas de la policía. Su cuerpo “cerrado” fue abierto literalmente y una parte del mismo fue exhibida públicamente para disuadir a otros que quisieran continuar su causa. Se podría decir que su muerte prueba que el ritual del cuerpo cerrado no funciona o quizá sus casi dos décadas como forajido demuestran lo contrario.
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