René Calsín Anco
El sistema vial es necesario, importante y decisivo en el desarrollo de las poblaciones. En el caso de Juliaca, su estratégica ubicación geográfica, su importancia en las diferentes sociedades que se sucedieron y la acción emprendedora de sus pobladores, hicieron que esta ciudad haya devenido paulatinamente en un nudo vial en el sur del país.
En el periodo arcaico
Los iniciales desplazamientos que registra la jurisdicción juliaqueña, son de los primeros pobladores, es decir, de los cazadores y recolectores; a propósito, en esta circunscripción se identificaron tres sitios arcaicos, en Taparachi, Tariachi y Kunkapata. Una vez que se descubrió la agricultura y la ganadería, a los primigenios habitantes siguieron los agricultores y pastores, y a estos, los pescadores; estos nuevos pobladores formaron las iniciales aldeas permanentes, puesto que se pasó del semisedentarismo al sedentarismo, de manera que se incrementaron los traslados. Esos desplazamientos dieron forma a los primeros caminos.
En el auge Puquina
Cuando emergió Qaluyo, la primigenia cultura puneña, se formó el primer camino de importancia para la población calcetera, nos referimos al utilizado para el tránsito de los pobladores de los pueblos qaluyos hacia las aldeas de la jurisdicción juliaqueña o viceversa. Los pueblos qaluyos se encontraban hacia el Norte y las aldeas qaluyos se establecieron en Qomer Moqo, Maravillas, Tariachi, Unocolla, Kunkapata y en el cerro Waynarroque.
En los siglos de primacía de Pukara, la mayor cultura puneña, florecieron tres pueblos en la circunscripción juliaqueña, los de Tariachi, Maravillas y Waynarroque, además varias aldeas. Por entonces, se formaron más caminos, los que entrelazaban a los pueblos y las aldeas pukaras, consolidándose el camino que partía de la capital de la cultura Pukara y se desplazaba hacia los tres pueblos mencionados. Es más, por esas centurias hubo un desarrollo local, denominado cultura Waynarroque por el arqueólogo Óscar Ayca Gallegos.
Durante el apogeo Tiwanaku se afirmaron los caminos hacia los tres pueblos que persistieron en la jurisdicción juliaqueña: Maravillas, Tariachi y Waynarroque. A la vez, se dio mayor importancia al camino que salía de la sede de la cultura Tiwanaku e ingresaba a Juliaca por el Sur.
En los dos milenios y medio de primacía puquina, cuando la agricultura hizo de actividad principal, se dio forma a un importante sistema vial en la cuenca del Titicaca. Por entonces, más de la mitad del espacio juliaqueño estuvo ocupado por los campos elevados, los andenes y las qochas. En ese período, los pobladores se comunicaban principalmente por medio de la lengua puquina; entretanto, los pescadores hacían uso de la lengua uruquilla para su comunicación.
En la primacía aimara
En el tiempo de la preponderancia aimara se establecieron tres reinos en el Qollao, hoy departamento de Puno, entre ellos el reino Qolla; en esas centurias hubo dos facciones en ese reino, los qollas de Urcusuyo y los qollas de Umasuyo; Juliaca se hallaba en el seno de los qollas de Urcusuyo; por entonces, en tierra juliaqueña surgieron los siguientes pueblos: Monos, Mugra, Espinal, Puntaca, Waynarroque e Iquinitu. En esos tres siglos y medio de primacía qolla, lograron notoriedad los caminos que se dirigían a los pueblos fortificados que se hallaban en las partes altas, en los cerros; también adquirió prestancia el camino que enlazaba los pueblos juliaqueños con Hatunqolla, capital de los qollas; ese camino serpenteaba varios cerros, caso de Santa Cruz y Waynarroque. En ese tiempo, incursionó la lengua aimara, fundamentalmente en la clase dirigente, mientras tanto la población seguía comunicándose a través de la lengua puquina, también los pescadores persistían con su lengua. En esas centurias se dio forma a la Qashwa, danza emblemática de Juliaca.
En el Qollasuyo
Los inkas mudaron a los pueblos, de las zonas altas hacia la planicie, cerca a ríos. En los decenios de vida inka florecieron tres pueblos en la jurisdicción juliaqueña: Xullaca, Camata y Tocona. Xullaca se estableció por Santa Bárbara, Camata en la parcialidad de Escuri, por Qoriwata, y Tocona en la parcialidad de Rancho, por Kunkapata.
En esos decenios se implantó un extraordinario sistema vial, con la construcción del Qhapaq Ñan y los tambos. El Qhapaq Ñan del Qollasuyo partía del Cusco y se desplazaba por el extenso territorio de este suyo, llegando a proximidades del río Maule, hoy en Chile. Por entonces, Ayaviri se convirtió en nudo caminero, puesto que en ese pueblo, el Qhapaq Ñan se trifurcaba: El primero, el camino de Urcusuyo, bordeaba el lago Titicaca por el occidente; el segundo, el camino de Umasuyo, se desplazaba por el oriente del lago Titicaca (por Huancané y Moho); y, el tercero, se dirigía a Azángaro, para continuar hacia Carabaya.
El Qhapaq Ñan de Urcusuyo recorría la jurisdicción juliaqueña por dos vías. La primera ruta, consideraba al pueblo y tambo de Camata; y la segunda, al pueblo y tambo de Tocona. De manera que dos vías principales del Qhapaq Ñan pasaban por tierra calcetera.
De la primera ruta, en 1543, el Lic. Vaca de Castro hacía el siguiente registro: “El primer tambo del dicho pueblo de Ayaguire es el pueblo de Pucarani [sic: Pucará]… Y del pueblo y tambo de Pucará ande ir al pueblo de Nicasu… Y del dicho pueblo de Micasu [sic: Nicasio], se tiene de ir al tambo y pueblo de Camata que es del repartimiento de Hernando Bachicao, el qual dicho tambo se ha de poblar luego porque está despoblado muchos días y han de servir en el pueblo de Sullaca con las aldeas y lugares sugetas a él… Y del dicho tambo de Camata se tiene de ir al pueblo de Caracoto… Y del dicho pueblo y tambo de Caracoto se hade ir al pueblo de Paucarcolla… Y del dicho pueblo de Paucarcolla se tiene de ir al pueblo de Puno… Y del dicho pueblo de Puno se tiene de ir a Chucuito…” (2018: 49-50). Este camino partía de Ayaviri, cruzaba Pucará, Nicasio, Camata (cerca a Juliaca), Caracoto, Paucarcolla, Puno, Chucuito y proseguía hacia territorio actual de Bolivia.
De la segunda ruta, el mismo Lic. anotaba: “se pueda caminar y camine desde el dicho pueblo de Ayaguire a Quipa y de Quipa a Lampa, y de Lampa a Tocona, y de Tocona a Hatun Collao [sic], y del pueblo de Puno que es en el dicho Camino Real” (2018: 57). Este camino comenzaba en Ayaviri, pasaba por Quepa (cerca a Pucará), Lampa, Tocona (cerca a Juliaca), Atuncolla y llegaba a Puno, en donde se unía a la primera ruta.
Por la información suministrada por el Lic. Vaca de Castro, se conoce que en territorio juliaqueño había tres pueblos, los de Xullaca, Camata y Tocona, de estos el más poblado e importante era Xullaca. Estos pueblos estaban interconectados por el Qhapaq Ñan. Además, había ramales que unía Xullaca con Taraco, Capachica y Arequipa, también ramales de Xullaca hacia las parcialidades, se distinguía el de Xullaca a Ayabacas, en donde se cumplía una importante feria ancestral, a la vez había caminos pequeños o familiares. La jurisdicción juliaqueña, como muchas circunscripciones importantes del Qollasuyo y del Tawantinsuyo, estaba enmarañada de caminos de piedra.
En los decenios de vida inka se tuvo la presencia de mitimaes, una guarnición y varios funcionarios inkas de habla quechua, la última representante inka en el pueblo de Xullaca fue una de las hijas del inka Huayna Cápac, que en los años aurorales de la colonia tomó el nombre de Beatriz Huaylas. En ese tiempo, los pobladores asentados en el pueblo de Xullaca se comunicaban por las lenguas puquina, uruquilla, quechua y aimara, siendo la lengua puquina la más utilizada.
En la colonia
Si bien es cierto que durante la colonia se consolidaron los caminos incaicos; sin embargo, hubo otros que paulatinamente adquirían prestancia. Así, en la jurisdicción calcetera, Juliaca se empoderó como el principal pueblo vial, relegando a Camata y Tocona, cuyos pobladores quedaron concentrados en el pueblo de Juliaca. En la colonia se reafirmó el quechua en Juliaca.
En la cuenca del Titicaca, el camino de Urcusuyo se convertía en el más transitado, porque formaba parte de esa gran vía que unía Lima con La Plata, es más, su transitabilidad se acrecentó por la fluidez que propiciaron las minas de Potosí. Por entonces, se desplazaba una significativa población a Potosí, a cumplir una mita, despoblando a numerosos repartimientos. La plata de Potosí se trasladaba a España vía el puerto del Collao, ese traslado pasaba por Juliaca. La transitabilidad también se incrementó por el traslado del azogue de Huancavelica, que utilizaba el camino de Urcusuyo.
A comienzos del siglo XVII, el cronista Felipe Guamán Poma de Ayala registró a Juliaca como “Zullaca, aldea de españoles, indios, tambo real”. Es más, a Zullaca le dio una buena categoría en el consenso de los pueblos del camino de Urcusuyo. En esa centuria se edificó el templo de Santa Catalina. Por esas centurias, el pueblo de Juliaca estuvo comprendido en el corregimiento de Lampa.
En 1776 se dio forma a un nuevo virreinato, al de Buenos Aires. Ante tal situación, Juliaca y el actual departamento de Puno, formó parte del nuevo virreinato. La integración se mantiene por dos decenios, hasta que por Real Cédula del 1 de febrero de 1796, la intendencia de Puno se reintegraba al virreinato del Perú. En ese tiempo, transcurrió la revolución tupacamarista, en esa revolución cumplieron un papel descollante el Curaca de Juliaca Juan Cahuapasa y su esposa María Ruiz; por ese rol cumplido, José Gabriel Túpac Amaru nombró a Juan Cahuapasa Justicia Mayor de Azángaro.
La formación del nuevo virreinato incidió gravitantemente en el sistema vial, puesto que la plata que se explotaba en Potosí, tomaba otra ruta para llegar a España, vía el puerto de Buenos Aires. Este cambio de ruta hizo que el camino habitual, caso del camino de Urcusuyo, en el que se encontraba Juliaca, disminuyera en su transitabilidad y decreciera su importancia.
En el tramo final de la colonia, Vilque se convertía en un importante centro de intercambios comerciales, cuando se instauró una feria. En un documento colonial de 1790, se lee: “el Santuario del Señor de Vilque, á cuia rromería y feria pública, por Pentecostés concurren de todo este Obispado, de los de Arequipa, La Paz, y aún del Arzobispado de La Plata” (Maurtua, 1906 XI: 369).
En el siglo XIX
Hace dos centurias, inclusive hasta hace un siglo, perduraban varios caminos de piedra, las dos vías principales del Qhapaq Ñan, los ramales y los caminos pequeños, Juliaca seguía enmarañada, no como en los años del Tawantinsuyo, por la falta de mantenimiento de esas vías. Al respecto, son ilustrativas las referencias halladas en el Archivo Regional de Puno, en el Fondo Jueces de Paz de Juliaca, que a los restos de las vías principales del Qhapaq Ñan, se denominaban: “Camino real”, “Cuzco-ñan o Lampa-ñan”, “Incañan” o “camino grande”. Veamos algunas:
Del camino de Juliaca al Cusco, se registraban los siguientes fragmentos: “Camino grande del Cuzco” (26/3/1874); “vista al Este a tocar con el Camino real que va de este pueblo (Juliaca) al Cuzco” (7/12/1907); “se prosiguió en línea recta hasta llegar al camino llamado Cuzco-ñan” (28/10/1908). Del camino de Juliaca a Puno: “La cuesta de Puno… es casi junto a la entrada del camino grande” (2/9/1862).
Del camino por Lampa, se indicaba: “el Camino real que pasa para Lampa”, toca “Tarigachi chupa” (14 de marzo de 1865), hoy Tariachi; “Lampa-ñan… situado a orillas de un camino… al pueblo de Lampa” (5/9/1874); “tierras de Incañan”, en la parcialidad de Jaran (19/3/1907); “hasta llegar al camino grande de Lampa” (18/3/1911).
De los ramales, de Arequipa: “Arequipa ñan pata” (12/3/1925). De Capachica: “el camino de Lampa a Capachica” (26/8/1865). De Vilque: “Camino real de Juliaca a Vilque” (22/7/1912). De Ayabacas: “el camino principal de Ayahuacas” (11/1/1862); “sobre el camino grande de Ayahuacas” (25/7/1891). De Chacas: “Chacas Ñan” (8/8/1908). De los caminos pequeños: “vía de los Cahuapasas” (4 de mayo de 1869); “Camino de los Ccahua Apasas” (23/12/1873).
El escritor Mateo Paz Soldán, luego de su visita al departamento de Puno, una década antes del arribo del ferrocarril, en su libro Geografía del Perú (1862), hizo conocer el sistema vial del departamento. De los caminos que convergían en Juliaca, consignó a los siguientes: Juliaca-Caracoto-Paucarcolla-Puno; Juliaca-Cabanillas (por la quebrada de Esquen)-Maravillas-Arequipa; Juliaca-Lampa-Pucará-Cusco; Juliaca-Calapuja-Pucará-Cusco; Juliaca-Vilque; Juliaca-Atuncolla; Juliaca-Cabana; Juliaca-Samán-Huancané, y Juliaca-Achaya.
Antes del ferrocarril, según el Ing. Jaime Thompson, Vilque, Puno y Juliaca se constituían en los centros nodales de comunicación del departamento de Puno. Por entonces, en Juliaca convergían una decena de caminos; de ellos se impusieron como los de Juliaca a Cusco, Juliaca a La Paz, Juliaca a Arequipa, y Juliaca a Moho. Había mayor vinculación con el Cusco.
El ferrocarril
Por Ley del 15 de enero de 1868 se autorizó la construcción del Ferrocarril de Arequipa-Puno y de Puno-Cusco. En junio de 1869, se realizaban los estudios en tierra calcetera, un diario arequipeño informaba: “Los ingenieros se encuentran haciendo estudios en el Distrito de Juliaca” (LB 2/7/1869). En octubre de 1869, ya se había desestimado a Lampa del trayecto de la línea férrea, según el siguiente reporte: “Tenemos entendido que la línea de Arequipa á Puno (sin pasar por Lampa como se creyó a un principio) recorrerá un trayecto de 70 leguas” (LB 25/10/1869). A propósito de esta desestimación, Federico More en una de sus reminiscencias dijo: “un hombre de suma influencia en aquella época y propietario de una gran hacienda en Lampa, declaró que las chispas de la locomotora iban a incendiar los pastos. Y el ferrocarril tuvo que ir por lo que hoy es Juliaca… Esa fue para Lampa la sentencia de muerte”.
Después de definirse la ruta del ferrocarril de Arequipa a Puno, por Juliaca, se aprobó que de esta estación, inicie otro ramal al Cusco. El 15 de setiembre de 1871, el Gobierno convocó a fin de recepcionar propuestas para la construcción “a partir del punto denominado Juliaca” (LB 27/9/1871). Dos años después, a fines de setiembre de 1873, se noticiaba: “que la máquina ha pasado de Juliaca y dentro de cuatro o cinco días la tendremos en Caracoto” (LB 2/10/1873).
El 14 de setiembre de 1873, debe considerarse día histórico para Juliaca, puesto que en ese día surcó por vez primera una locomotora la planicie calcetera. 50 años después, ese acontecimiento fue rememorado así: “El 14 de setiembre de 1873 el silbato de la locomotora que llegaba jadeando por el esfuerzo de la subida, despierta las energías adormecidas y da nueva vida esta importante región, centro obligado entre el comercio de los departamentos de Puno, Cusco y Arequipa, llamado a ser grande en el porvenir” (ED 29/9/1923). A los tres meses y medio del ingreso de la locomotora a Juliaca, el 1 de Enero de 1874 se inauguraba el ferrocarril Arequipa-Puno (Romero 1949: 396); y meses después numerosos pasajeros utilizaban el transporte ferroviario semanal.
En cuanto a la vía Juliaca-Cusco, en 1874 ya llegaba a Santa Rosa. Después de su interrupción por la Guerra del Pacífico, se procedió con la construcción del Ferrocarril. En 1893, se hacía servicio de Juliaca a Marangani; en 1894, de Juliaca a Sicuani; hasta que el 8 de setiembre de 1908 el tráfico quedó establecido de Juliaca a Cusco.
El ferrocarril tuvo enorme significación. Consolidó la emergente prosperidad juliaqueña de los años 60 del siglo XIX y cambio la sede hegemónica del Sur del Perú: Arequipa por Cusco. Virgilio Roel a propósito, apuntó: “El ferrocarril del Sur facilitó el rol hegemónico que jugó Arequipa en el proceso económico regional… hizo que… Juliaca… deviniera en un próspero centro comercial de todo el altiplano”. Con el inicio del transporte ferroviario (1874), Juliaca, en detrimento de Vilque y Puno, devino no sólo en el centro de transacciones comerciales, sino en el eje vial del Altiplano.
Muchos indican que Juliaca empieza con el ferrocarril, que antes no existía o era un pueblo insignificante. Tales aseveraciones son falsas, puesto que hay muchos sucesos históricos que los desmienten, veamos uno de ellos, en el censo de 1862, once años antes de que surcara la primera locomotora por Juliaca, la población urbana de Juliaca estaba ubicada en el cuarto lugar a nivel del departamento de Puno, por tanto hacía de población importante.
En el siglo XX
En los primeros decenios de la centuria pasada, en esta tierra calcetera se construyeron numerosas carreteras, las que unían con Puno, Cusco, Arequipa, Huancané, Azángaro y otros lugares. Así, el 26 de julio de 1926, con la inauguración del tramo Ayaviri-Pucará-Lampa-Deustua-Juliaca-Puno, se interconectaba la carretera del Cusco a La Paz.
En esas décadas, también, se construyeron varios puentes. Antes de los puentes, esos lugares eran poblados por balseros que con sus embarcaciones hacían cruzar los ríos. Los puentes aniquilaron a los pobladores uros, puesto que hicieron que desaparezcan los últimos reductos de los pescadores, asimismo con esa desaparición se extinguió la lengua uruquilla.
Un suceso a destacar, es el arribo del primer avión, tal acontecimiento ocurrió en la tarde del día martes 7 de junio de 1921, cuando el intrépido aviador italiano Enrique Rolandi, en su avión spa, aterrizaba en una explanada cerca al camino de Ayabacas, por el actual barrio Túpac Amaru. El itinerario de Rolandi comprendía la ruta Cusco-Sicuani-Pucará-Juliaca-Puno. Cuatro años después, el 22 de octubre de 1925, se estrenaba e inauguraba el Campo de Aviación de Juliaca, con el aterrizaje del avión Puno N° 1, piloteado por el Mayor Baltazar Montoya; este Campo de Aviación, después, quedó habilitado para el transporte aéreo como Aeropuerto de Juliaca.
Después de numerosas gestiones, de acondicionamientos, reacondicionamientos y de vuelos informales y de prueba, finalmente, el 9 de setiembre de 1959, se inauguraban los vuelos comerciales. En un diario arequipeño se hacía conocer: “Juliaca fue incorporada ayer a las rutas aéreas que cruzan el país uniendo pueblos… Fue una fecha trascendental para la capital de la provincia de San Román… Alrededor de seis mil personas se congregaron en el aeropuerto de Juliaca, ovacionando calorosamente al avión TAM cuando descendía” (N 10/9/1959).
En la segunda mitad de la centuria pasada se concretaron algunas pistas, la primera fue la de Juliaca a Puno, como consecuencia de los sucesos de noviembre de 1965, después las que van hacia Cusco y Huancané. Hubo otras propuestas que no se concretaron, como el ferrocarril de Juliaca a Guaqui para una conexión interoceánica, no obstante que hubo acciones iniciales en 1925 y 1926.
En el siglo XXI
En la presente centuria se concretaron más pistas, como la de Arequipa, también la interoceánica. En estos últimos años se está construyendo la autopista de Juliaca a Puno. Se anuncia el reflotamiento del transporte ferroviario, como ferrocarril rápido. Aguardamos que estas interconexiones consoliden a la megarregión en formación, integrada por el Perú, Bolivia, Brasil y Chile, en donde Juliaca ostentaría una situación privilegiada, por su ubicación estratégica y su condición de centro vial, puesto que aquí convergen caminos, carreteras, pistas, líneas férreas y las rutas de la aviación comercial.
Nos encontramos a siete años del centenario de la provincia de San Román, es hora de consensuar acciones para vertebrar acciones tendientes al desarrollo integral de Juliaca y la provincia.
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